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Razones



JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

El crimen se disputa Chiapas


Martes 30 de Mayo de 2023 9:08 am


SIEMPRE ha habido operaciones del crimen organizado en Chiapas, como en toda la frontera sur del país. Lo nuevo es que, desde inicios de este sexenio, el crimen organizado haya tenido un crecimiento geométrico, que se haya apoderado de organizaciones sociales y políticas que operaban desde hace años, sobre todo en la Sierra Madre; que se hayan asentado grupos que hasta entonces estaban fuera de esa geografía criminal y que buena parte de ello se haya logrado apoderándose del tráfico de gente, de las rutas de migrantes. 

Las zonas que alguna vez estuvieron en manos de la guerrilla, sobre todo zapatista, están hoy en manos del crimen organizado. Siguen existiendo por supuesto bases zapatistas legítimas en la zona, pero muchas de sus organizaciones han terminado relacionadas con criminales. 

Lo que está sucediendo en toda la región de Frontera Comalapa es la mejor demostración de ello: se trata de un enfrentamiento abierto entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa (dividido entre los grupos de El Mayo Zambada y los Chapitos), apenas disfrazado de una lucha entre organizaciones sociales que alguna vez fueron zapatistas. 

En el camino hay, según distintas versiones extraoficiales, cerca de 60 muertos y decenas de familias que están huyendo de la zona. Han aparecido cuerpos decapitados en los ejidos, supuestos líderes secuestrados y asesinados. Lo increíble es que, en medio de ese enfrentamiento registrado en redes con imágenes y videos, no haya una sola reacción de alguno de los tres niveles de Gobierno, ni siquiera para la emisión de un comunicado. Son los pobladores, huyendo, quienes están denunciando lo que sucede. 

Siempre habían estado bajo control del Cártel de Sinaloa y particularmente de grupos locales que trabajaban con El Mayo Zambada. Hace 30 años allí se refugió luego del atentado al cardenal Posadas Ocampo, El Chapo Guzmán, finalmente detenido en Guatemala por militares que tenía comprados ese cártel y que lo traicionaron. 

Desde inicio del sexenio se instalaron en la zona tanto grupos del CJNG como de Los Chapitos, absorbiendo grupos menores y eliminando rivales. Allí subsisten también grupos del Golfo y de los Zetas. El Jalisco y Los Chapitos crearon grupos nuevos, al tiempo que iban infiltrándose, comprando y creando organizaciones supuestamente sociales y políticas, incluso dentro del propio zapatismo (una de las razones de las divisiones en ese movimiento en la actualidad) y de otras fuerzas políticas. 

Lo cierto es que no tenemos control de nuestra frontera sur, y las políticas de puertas abiertas que se plantearon al principio de esta administración, detonaron esta problemática. Se dieron giros migratorios de 180 grados, pero el fenómeno ya había iniciado y, como ocurrió en 1993, antes del estallido zapatista del primero de enero de 1994, nadie quiere exhibirlo, para no contaminar una situación socialmente explosiva con la sucesión presidencial y estatal. 

Hace casi 30 años, aquello se convirtió en una crisis nacional, pero no estaba movida por la criminalidad sino por una insurgencia armada, legítima o no, con fines políticos e ideológicos. Ahora lo que tenemos, son grupos criminales con los que el Estado no puede negociar ni ser prescindente.