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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

5 mil víctimas; dos gobiernos


Viernes 02 de Junio de 2023 11:01 am


MÁS de 5 mil personas han sido asesinadas en Colima durante las dos últimas administraciones estatales, las de Ignacio Peralta Sánchez e Indira Vizcaíno Silva, según los datos históricos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP). 

Las estadísticas oficiales reflejan que desde 2016, cuando inició el gobierno de Ignacio Peralta Sánchez, los homicidios dolosos mantienen un comportamiento similar, siempre por encima de los 500 casos anuales, con un incremento exponencial en el último año y medio. 

Específicamente a partir de febrero de 2022, tras un motín en el Cereso de Colima, la violencia se recrudeció, por la disputa de grupos del crimen organizado, quienes han llevado su confrontación a los espacios públicos. 

En los últimos siete años, el reciente 2022 fue el más mortífero, con un saldo de 868 víctimas de asesinato, lo que también convierte a esta anualidad en la más violenta desde que existen registros oficiales; le sigue 2017, todavía durante la administración pasada del PRI, cuando se registraron 813 homicidios. 

A esa escalofriante cifra, deben añadirse más de mil 600 desaparecidos, como lo consigna la Versión Pública del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas, elaborado por la Comisión Nacional de Búsqueda, dependiente de la Secretaría de Gobernación. 

Lo anterior implica que más de 6 mil 600 personas se convirtieron en víctimas directas de la violencia en el pasado reciente. Esa es la dimensión de la tragedia que se cierne sobre la entidad desde hace varios años, en una espiral de descomposición que parece no tener fin. 

Sin condiciones mínimas de paz, la entidad se encuentra sumida en el atraso económico, social, cultural y en los otros indicadores de bienestar; se padece un estatismo que ya se prolonga durante una década y que cancela las posibilidades de desarrollo de amplios sectores de población. 

La precariedad y el rezago son la circunstancia cotidiana de un estado cooptado por la violencia, donde la inseguridad es un pasaporte directo a otros males como la pobreza, la marginación, el deterioro colectivo de los valores y la normalización de conductas antisociales. 

Casi sin darnos cuenta, la calidad de vida en el estado se ha deteriorado drásticamente, en gran medida por la actividad criminal pero también por la incapacidad de las instituciones para garantizar condiciones de seguridad a los colimenses. 

Desde hace años, la clase gobernante y política de la entidad asumió la comodina posición de hacer que no pasa nada, mientras la delincuencia se empodera e invade todos los ámbitos de la dinámica colectiva, los resultados están a la vista y son inocultables. 

La ausencia de gobiernos y liderazgos políticos con una lectura correcta de la realidad imperante augura un largo periodo de decadencia, en el que podría radicalizarse la violencia y con ella, todos los males que llevan a una sociedad al subdesarrollo y la cancelación de oportunidades de una vida mejor. 

BREVE HISTORIA PARA CAMILA Al igual que su progenitor, la princesa no es muy afecta a las muestras tradicionales de afecto, por eso me dejó pasmado el otro día que me concedió una frase cariñosa. El corazón me dio un vuelco y después, sin saber bien cómo reaccionar (como cuando el Atlas fue campeón), me dio por preguntarle si estaba bien o si le ocurría algo, al final me quedé con esa frase espontánea como medicina contra la rutina.