ALGO MÁS QUE PALABRAS
VÍCTOR CÓRCOBA HERRERO*
Reprenderse a uno mismo
Sábado 03 de Junio de 2023 2:50 pm
HAY que prepararse para volar, ascender en bienestar, atmósfera
integradora que debe partirse y compartirse a golpe de voluntad, que es como se
engendra savia. Necesitamos crecer hacia ese porvenir que nos hermane, no pecar
de ignorancia, saber advertirnos y salvaguardarnos para salir de nuestras
miserias. En esto, como en todo, la corrección es fundamental para tomar
lección de los aconteceres y mejorarlos. Todo comienza por uno mismo. Tenemos que empezar por
querernos; es vital promover una actitud solidaria a lo largo de la vida. Por
otra parte, impulsar el entusiasmo por un mundo distinto es el mejor plan de
futuro, lo que requiere de un aprendizaje intelectual y de una formación
pedagógica en valores. Lo significativo es no
desfallecer en valor para poder regar los desiertos humanos, con el cultivo de
otro espíritu más tolerante. Con razón se dice que abriendo sedes educativas se
cerrarán centros penitenciarios. Debieran los diversos Estados adoptar acciones
específicas para ofrecer una crianza integradora a los niños y un
adiestramiento permanente para todos. La mejor cátedra
viviente es aquella que rompe cadenas; en este sentido, la enseñanza es la
defensa más poderosa contra el legado racista de la esclavitud, que aún es
visible en las persistentes disparidades de riqueza, salud, escuelas y
oportunidades. Sin embargo, y gracias al fomento del espíritu creativo, podemos
concienciarnos sobre los peligros causados por las ideas erróneas de
supremacía, y tener una mayor sensibilidad hacia quienes nadie suele prestar
atención. Requerimos oírnos más y escucharnos mejor, que es lo que realmente
mejora la convivencia. Lo armónico, en suma, todo lo concilia y reconcilia. Por ello, es importante
infundir conocimientos y compartir habilidades. Quizás los programas educativos
deban responder a una capacitación, que fomente los verdaderos valores humanos
dentro de una perspectiva intercultural, con marcada orientación universal.
Evidentemente, una educación como factor de libertad, no será exitosa, mientras
no inspire a crear prácticas que nos hagan florecer el campo de los días, bajo
la mística de la sonrisa y el pulso de la poética esperanza. Unidos podremos aprender
unos de otros en términos de vínculos sociales y ánimo cooperante; cuestión que
favorece el conocimiento mutuo a través de una confrontación serena,
permitiendo proyectar juntos el futuro. La sabiduría distintiva no es la que se
cultiva de mente a mente, sino de corazón a corazón.
Entiendo
que el objeto de la disciplina es vital para regirse uno mismo; sobre todo para
aprender a discernir, lo que nos demanda a contribuir en la formación de una
sociedad más acogedora. La didáctica hay que priorizarla porque es un derecho
humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. Ahora bien, únicamente
un diálogo sincero, en el que los ciudadanos se desvelen en la búsqueda de lo
auténtico, puede propiciar un verdadero consenso, con la consabida aceptación
humilde y alcance, de que todo se centre en la persona, con actividades de
asistencia y civismo como camino, la colaboración mutua como diario existencial
y el conocimiento recíproco como método y criterio de actuación. En cualquier
caso, rechazo toda violencia en la instrucción de un ser tierno que se adiestra
para la decencia. Con un despertar digno y un transitar saludable, vivimos.
Hagámoslo.
