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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

¿A los ciudadanos qué les queda?


Viernes 09 de Junio de 2023 10:28 am


MÁS allá de los resultados de la elección del domingo pasado, el desarrollo del proceso deja varios elementos que sugieren una pauperización de las jornadas comiciales como única herramienta para definir a quienes encabezan las instituciones de nuestro país.

Independientemente de los triunfadores y perdedores, destacan la mediocridad de los proyectos de gobierno, la impune utilización de recursos públicos a favor de los postulantes, la escasez de cuadros capacitados para ejercer la gobernanza y la polarización que genera un ejercicio que debería ser sinónimo de democracia.

Cada vez más, los procesos electorales son un festín de chapucerías, irregularidades, violaciones a la normatividad y abusos por parte de todos los partidos políticos; como si de una competencia se tratara, los contendientes buscan superar las trampas de sus adversarios con triquiñuelas mejoradas.

En esa descomposición, las campañas se convierten en una pasarela de gobernantes y funcionarios que deberían observar un escrupuloso desempeño de sus labores pero que, en cambio se convierten en activistas de sus correligionarios, invirtiendo en ello tiempo y recursos.

Se gastan esfuerzos y dinero en promover a perfiles impresentables, pues a los ciudadanos se les presenta una baraja de candidatos con demostrada ineptitud, acusaciones de corrupción, trayectorias manchadas por escándalos y decisiones contrarias al beneficio colectivo.

Así, los votantes se ven obligados a escoger al menos malo, una tendencia cada vez más común que seguramente en Colima tendremos que poner en práctica en las elecciones del próximo año, pues una mínima exigencia de talento dejaría las boletas electorales desiertas.

Sin elementos objetivos y contundentes, los electores acuden a las urnas movidos por simpatías, deseos o simple obligación cívica, pues al menos en los recientes comicios, no se escuchó una sola propuesta viable para disminuir la inseguridad, mejorar el sistema de salud o sacar de la marginación a millones de habitantes del Estado de México y Coahuila.

Lugares comunes, frases huecas y promesas irrealizables plagan los discursos proselitistas. Poco a poco se sustituye la ideología y las plataformas gubernamentales por las selfies, los likes y la exposición en las redes sociales, esa es la medida del éxito de estos nuevos políticos de barro.

En esa carencia total poco importa quién gane, si la lógica del menos peor no es garantía de absolutamente nada. Así sucede en el Estado de México, donde gobernará una Delfina Gómez que fue una total nulidad en la Secretaría de Educación.

Y en esa circunstancia de decadencia, está por comenzar la sucesión presidencial y el siguiente proceso electoral, como si las múltiples problemáticas del país no fueran suficientes como para invertir tantos esfuerzos en un sistema obsoleto e inútil de partidos a la sociedad.

 

BREVE HISTORIA PARA CAMILA Llegó la hora cero, el momento tan temido, el punto de quiebre, el Día D. La princesa notificó que un joven la había invitado a salir. Tempus horribilis dirían los romanos cuando les eran adversos los presagios de las aves. Aunque la moconeta notificó que el plan es estrictamente amistoso, fue imposible no sentir el impulso de pedir a una de las tías de la infantina que labora en esos asuntos ministeriales, información detallada y exhaustiva del susodicho, me contuve y actué con madurez, ya se verá en el futuro, no garantizo nada.