Personajes femeninos disruptivos en Rosina Conde

MAYRA VÁZQUEZ LAUREANO
Miércoles 05 de Julio de 2023 10:53 am
ROSINA Conde nació en Mexicali, Baja California, el 10 de febrero
de 1954, y se ha desempeñado como dramaturga, narradora y poeta. Estudió la
licenciatura de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, la maestría en Letras en
la misma universidad, con especialidad en Letras Españolas. Actualmente publica
cuento, dramaturgia, ensayo, novela y poesía, además de hacer performance (desde
su estructura hasta los vestuarios). La obra publicada de
Rosina Conde ha sido abordada desde temas diversos, tales como la violencia de
género, dispositivos de control dentro de la sociedad, representación de la
frontera norte de México, patriarcado y feminismo. Estos temas remiten al uso
del lenguaje y la representación del hombre y la mujer en su producción. El ascenso de la mujer
dentro de la literatura como una identidad disruptiva ante lo que ha sido su
papel dentro del sistema patriarcal toma cada vez más fuerza con el paso de los
años, y eso se ve reflejado innegablemente en la producción literaria de
autoras que ahora son catalogadas, con sus múltiples cualidades y un estilo
particular que llama al lector, como escritoras feministas; tal es el caso de
Rosina Conde. Lo que le da este parentesco es precisamente el tratamiento y el
desarrollo de sus personajes femeninos ante la cotidianidad del entorno
machista en el cual se encuentran. Al tomar como ejemplo
tres personajes de Conde situados en las novelas La Genara y Como
cashora al sol y el primer cuento del libro Arrieras somos...,
podemos crear un puente para analizar dónde se encuentran estas disidencias
dentro de los discursos de los personajes femeninos en cuestión.
Leer a Rosina Conde es abrir los ojos a lo cotidiano. Desde la forma tan
peculiar de conocer e introducirnos a los personajes femeninos en cuestión, la
autora nos muestra situaciones dentro de una cotidianidad en las que los
personajes se convierten en actrices de cambio y resistencia ante un machismo
latente, lo que los convierte en personajes disruptivos: la mujer no se muestra
ni como musa, ni como villana, sino como un ser en constante cambio y
desarrollo.