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Una mirada a Mixcohuatl



MAYRA VÁZQUEZ LAUREANO


Domingo 15 de Octubre de 2023 7:42 am


SI tomamos en cuenta su etimología, la palabra historia viene del antiguo griego, con el término jónico istorin. El término de esta palabra es Istor y significa “el testigo”; podemos deducir entonces que la historia es averiguar la verdad por medio de testigos. Es así como de un hecho incierto, o imposible de conocer la exacta realidad, se trata de reconstruir con base en los vestigios y elementos inciertos con los que se cuenta.

El pasado hace eco fuertemente en el presente de la población El Mixcoate. Según los historiadores, la palabra Mixcoate viene de Mixcohuatl, cuyo significado es “nube de serpiente” y es el nombre del Dios de las tempestades. Sin embargo, los pobladores más longevos del ejido aseguran que es por cierta zona dentro del poblado, donde a cada mujer que habitó ahí se le dio el dote de traer al mundo gemelos, o “cuates”. De ahí viene el nombre, tras la usual pronunciación de la frase “mis cuates”. Se recopilaron algunos comentarios de los actuales pobladores; siempre sonando en sus bocas las palabras de sus antepasados.

El 2 de abril de 1934, a un grupo de personas se les otorgó una parte hectáreas de riego de temporal y agostadero. Sin embargo, la población fue aumentando a medida que pasaba el tiempo, por lo que decidieron acudir a la Presidencia para solicitar una ampliación de tierras. Como respuesta del Gobierno, se decidió tomar 220 hectáreas de la finca “El Mixcuate” cuyo propietario era José María Cruz, y otras 220 hectáreas de la finca “San Palmar”, propiedad de Antonio Moreno. Debido a esto, se consignó como presidente a Manuel Rodríguez, como secretario a J. Guadalupe Campos, y como vocal a Rito López.

En septiembre de 1942, se realizó una depuración censal por parte del Cuerpo Consultivo Agrario, cuyo resultado arrojó solamente a 35 certificados de Derechos Agrarios. Dicha certificación dependía de diversos requerimientos, tales como ser del sexo masculino y residir en el lugar, esto con el fin de trabajar correctamente las tierras. Al final de dicho censo, se aprobó también la habilitación de una parcela escolar.

Tras el ciclón de 1959, la comunidad quedó medianamente devastada, pues el siniestro arrastró con el terreno fértil de El Mixcoate, arruinando hectáreas laborables e incomunicando a los pobladores. Debido a este suceso, se decidió construir la carretera Colima-Minatitlán, planeando que conectara a Colima con rancherías de Villa de Álvarez como El Mixcoate, Pueblo Nueno, Juluapan y Platanarillo, hasta Minatitlán. La obra concluyó hasta dos años después del incidente.

El 20 de junio de 1960, se estableció como jefe de Zona Ejidal a Agapito García y Cisneros, quien tenía la función de llevar a cabo trabajos censales efectuados el mismo año. Como resultado, se consideraron 66 habitantes en total, de los cuales sólo 24 se tomaron como capacitados: 9 jefes del hogar y 15 varones mayores a 16 años, sin tener en cuenta a los ya propietarios.

Cinco años después del huracán, se negó la petición de una expansión de tierras al ejido, argumentando que no había más de 50 por ciento de terreno útil para su trabajo dentro del radio de afectación, catalogándolo como agostadero cerril poco laborable. En agosto de 1969, se dio respuesta a la propuesta de dotación de aguas para riego, la cual expusieron los jornaleros del ejido en marzo de 1957.

Detrás de un ejido conocido por sus granjas de pescados y la hermosa vista que se aprecia desde la zona que sus habitantes llaman “salto”, y a la que se puede tener acceso tras una dinámica caminata, hay una historia de esfuerzo en la que sus primeros habitantes se mantuvieron resilientes ante los desastres naturales. Para que El Mixcoate fuera lo que hoy es, se necesitaron voces y manos que buscaron ser notadas y abastecidas de los servicios necesarios para su desarrollo, y el de sus sucesores que ahora trabajan en mantener y mejorar la tierra que les ha sido dada.