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ALEJANDRO BERNAL ASTORGA

Administra tus finanzas


Sábado 03 de Febrero de 2024 7:58 am


Los primeros meses del año suelen presentar dificultades económicas para algunos, ya que a los gastos adicionales realizados durante las fiestas decembrinas, se agregan los del pago de servicios, impuestos a bienes inmuebles (predial), seguros, útiles escolares, tenencia y el holograma vehicular, etcétera, por lo que es oportuno planificar las finanzas familiares y personales.

Concientizar e involucrar a la familia para ahorrar, evitar gastos innecesarios, tener un nivel de vida acorde a nuestras percepciones, así como buscar fuentes de ingresos complementarias optimizará nuestros recursos; vale señalar que la riqueza no solo se mide por el nivel de ingresos, sino también por los egresos.

De acuerdo con el INEGI, el Índice Nacional de Precios al Consumidor en la primera quincena de enero creció 0.49 por ciento, y se espera que sea de 4.9 por ciento anual, alcanzando 7.94 por ciento anual.

Se podría asumir que la inflación es provocada desde el exterior y ajena a lo que sucede en México, pero la de tipo subyacente (no considera precios de productos agropecuarios, energéticos y servicios volátiles por conflictos bélicos, escasez de suministros, desastres naturales o problemas logísticos) también se incrementó en 0.25 por ciento en este mismo periodo, y alcanzaría 4.78 por ciento de tasa anual. Por tanto, la inflación que nos afecta se alimenta de factores internos y externos.

Cuando los ingresos de las familias no son suficientes para satisfacer sus necesidades, recurren al crédito; sin embargo, en el contexto económico actual, no es la mejor opción.

Cuando la inflación crece, los bancos centrales de cada país aumentan la tasa de interés de referencia para contenerla. Esto hace que se incremente el costo del dinero, que bajen los niveles de consumo, de demanda, y que los precios tiendan gradualmente a disminuir.

Si bien esta medida tiene efectos positivos porque evita que se afecte el poder de compra de la población, también tiene efectos colaterales, como el encarecimiento de créditos de nómina, personales, hipotecarios, automotrices y de tarjetas de crédito.

Especialmente en este contexto, y si nuestra situación económica lo permite, la liquidación o reducción de deudas debe privilegiarse para no pagar intereses o comisiones que afecten nuestras finanzas; el monto de los créditos contraídos no tendría que superar 33 por ciento de nuestros ingresos para no incurrir en un impago o mermar nuestra capacidad para afrontar imprevistos. Después de todo, nuestra estabilidad y salud mental bien lo valen.