Claudia y Clara, mirada de mujer
EPIGMENIO IBARRA
Miércoles 27 de Marzo de 2024 8:46 am
Algo extraordinario e inédito se está produciendo en los
actos de campaña de Claudia Sheinbaum. Es un fenómeno que, a pesar de haber
filmado movimientos sociales durante tantos años, nunca había registrado con mi
cámara. Mirar a las mujeres, mirar a Claudia es un sorprendente y conmovedor
juego de espejos. En ella ven un futuro al alcance de la mano las más jóvenes
y la esperanza renovada de que su vida será distinta da un brillo singular a
sus miradas. Un brillo que queda registrado por los celulares en la serie
interminable de selfies que con ella se toman. En sus madres, cuando ven a la candidata y la abrazan y le
hablan al oído y le reclaman y le exigen y la alientan, creo descubrir la
satisfacción de quien sabe que sus luchas y afanes no han sido en vano. Ternura
desbordada despierta en las ancianas que a su vez a ella la desarman. En el
abrazo se deshacen, se funden. Otro tanto sucede al acompañar en sus recorridos por la
ciudad a Clara Brugada; también en ella se ven reflejadas miles de mujeres que
asisten a los actos que convoca, en ella se reconocen, como ella se saben
capaces de vencer, de gobernar, de hacer posible la utopía. A Claudia y Clara, la lucha las hermana. Desde que eran
estudiantes, una de Física en la UNAM, otra de Economía en la UAM, con megáfono
en mano, pancartas o volantes recorrían plazas y calles en nuestro país. Siempre de izquierda, consecuentes ambas, pero jamás
dogmáticas, creyeron posible -cuando eso parecía una locura- transformar a
México por la vía democrática y pacífica; lucharon hombro con hombro junto a
Andrés Manuel López Obrador y no se rindieron hasta lograrlo. Ahí en las calles comenzaron a verlas, en marchas, mítines
o plantones, muchas de las mujeres que hoy se miran en ellas reflejadas y que
en ellas depositan sus esperanzas de dar continuidad, consolidar y profundizar
la transformación de México. Las vieron sobreponerse a las derrotas, resistir, persistir
y vencer. De una generación a otra y luego a otra ha pasado la historia de
lucha de estas dos mujeres que, es a final de cuentas, la historia de lucha de
nuestro pueblo contra el viejo régimen corrupto que sometió y saqueó a México
por más de 36 años. La conocí en las marchas del CEU, dice alguna; luché a su
lado en San Miguel Teotongo, afirma otra; yo las vi a las dos en la marcha del
desafuero, dice una más. En ellas se reconocen; por ellas votaron para que
gobernaran una la CDMX y la otra Iztapalapa, y por ellas habrán de votar de
nuevo este 2 de junio. Serenidad, esperanza y certeza, como la que Claudia y Clara
que, han demostrado saber gobernar, garantizan es lo que este país necesita y
lo que veo que las mujeres -como si se estuvieran viendo en el espejo- miran en
ellas. ¿A quién puede servir de espejo Xóchitl Gálvez o Santiago
Taboada? ¿Quién puede identificarse con la rabia y el miedo que pregonan? ¿A
quién pueden tocar con su estridencia? ¿A quién convencer con esa visión
masculinizada que solo a la fuerza apela? Miedo y con razón es el que sienten Xóchitl y Taboada,
hechura los dos de charlatanes y publicistas. Rabia la del PRI y el PAN que los
postularon y que hoy, demasiado tarde, se dan cuenta de que los arrastrarán al
abismo. Que se hundan. Allá ellos. Yo por mi parte y espero que usted piense lo mismo,
considero que es una maravilla, un enorme privilegio vivir este momento y ver,
con Claudia y con Clara, cómo la mirada compasiva, cercana, certera y profunda
de la mujer, de las mujeres, se extiende, por fin, a los largo y ancho de este
país.
@epigmenioibarra