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INDICADOR POLÍTICO



CARLOS RAMÍREZ

Elecciones 2024


Miércoles 27 de Marzo de 2024 8:17 am


EL rosario de quejas contra presuntas irregularidades aún no cometidas pero temidas en el próximo proceso electoral no tiene que ver con la voluntad democrática de la sociedad, sino que es producto del fracaso del proceso de reorganización política que José Woldenberg y Lorenzo Córdova Vianello se han desgañitado en defender.

En México no hubo transición a la democracia sino una reforma electoral que tuvo que reconocer la victoria de la oposición y el país perdió la oportunidad de construir una verdadera transición porque no se pactó la reorganización del sistema/régimen/Estado/Constitución de corte priista todavía vigente.

El PRI, el PAN y el PRD, hoy en la oposición, deben estar lamentando la falta de reformas de la estructura del Estado que hoy favorecen a Morena y que antes ayudaron a esa oposición en el poder. Woldenberg y Córdova abusan de la presunta paternidad de la autodenominada transición a la democracia, pero hoy se ve que el aparato público que tergiversa las elecciones sigue latente y mejorado, y que las autoridades electorales creadas por ellos no tienen más remedio que reconocer que son elecciones legales, legítimas y con menor incidencia de los viejos métodos de fraude electoral que antes manipulaban el padrón, rellenaban urnas, se robaban votos y beneficiaban al partido en el poder.

Los lamentos de Woldenberg y Córdova contra López Obrador y Morena disfrazados de discurso antipopulista deberían de expresarlos ante el espejo, porque el actual aparato electoral que se vendió como el proceso histórico de transición mexicana a la democracia en nada modificó las estructuras antidemocráticas del sistema político mexicano. Aun cumpliendo a regañadientes las exigencias del aparato electoral de Woldenberg y Córdova, hoy Obrador y Morena tienen una ventaja que se basa en la existencia del viejo régimen priista autoritario, centralista, manipulador y asistencialista.

Si tuvieran honestidad política e intelectual, Woldenberg y Córdova deberían darle un reconocimiento político al Presidente y a Morena, porque mal que bien han cumplido con las reglas electorales mínimas. En cambio, la oposición debería responsabilizarlos del aparato electoral que no fue creado para construir un sistema democrático, sino que fue diseñado para que la oposición en el Gobierno permaneciera en el poder, sin pensar que Obrador y Morena hubieran podido llegar al Gobierno y al Estado a beneficiarse de la estructura electoral.

La transición española a la democracia se basó en tres grandes etapas: la ley de la reforma política que respetó el voto y legalizó al Partido Comunista ante la oposición militar, los Pactos de la Moncloa para la reorganización total de la estructura y del Estado, y el planteamiento de una nueva correlación de fuerzas políticas y sociales y el plebiscito sobre una nueva Constitución que terminaba con el viejo régimen dictatorial franquista.

Los presidentes Salinas y Peña Nieto le vendieron al país una fraudulenta transición a la democracia, pero hoy el país se enfrenta a una elección de Estado que fue legitimada como transición democrática por Woldenberg y Córdova y que no es otra cosa que una estructura electoral que beneficia a Morena como partido en el poder.

Política para dummies: La política canibaliza a la política.