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Un verdadero Presidente



NOÉ GUERRA PIMENTEL


Domingo 14 de Abril de 2024 9:00 am


AUNQUE muchos lo duden, sí los hemos tenido. Caso paradigmático tal vez sea Adolfo Tomás Ruiz Cortines, una figura, como se cita en su biografía, destacada en el ámbito político de nuestro país, antecedido por uno de los corruptores del sistema político mexicano, Miguel Alemán Valdés, y sucedido por quien para muchos ha sido el más frívolo de los presidentes de México, Adolfo López Mateos. Habrá quienes no estén de acuerdo; la historia pone a cada quien en su lugar. Sus hechos ya los juzgaron.

Arribó al poder a los 63 años. Adusto y reservado, Ruiz Cortines, realizó transformaciones clave para la modernización del país. Ajeno a la demagogia populista, se centró en el impulso a mejoras sociales sustantivas en materia de derechos. Su política se mantuvo sobre la austeridad real, no solo en el falso discurso Un verdadero Presidente en el que hasta apelativo le han puesto. Adolfo Tomás nació el 30 de diciembre de 1890 en la capital de Veracruz. Hijo de Adolfo Ruiz y María Cortines Cotera. Su padre falleció meses antes de que él naciera. La familia se fue a vivir con su tío abuelo materno, José Gabriel Cotera Calzada. Gracias a él, Adolfo descubrió su vocación por el servicio público.

Fueron las enseñanzas de los jesuitas las que perfilaron el carácter sobrio de aquel solitario niño durante su formación primaria. Al cumplir los 12 años, se inscribió en el Instituto Veracruzano, donde estudió contabilidad, y a los 16 años abandonó sus estudios de vocacional en el mismo centro para hacerse cargo de la familia. 

Fue ayudante de contador. La llamada Revolución Mexicana fue su parteaguas. A los 23 años, migró de Veracruz a Ciudad de México, corría 1912. Una vez en la capital, estableció amistad con Adolfo Robles Domínguez. 

Luego del asesinato de Madero, tanto Domínguez como él se definieron contra Huerta; 2 años después, Venustiano Carranza nombró a Robles Domínguez gobernador del Distrito Federal. Ruiz Cortines permaneció a su lado como oficial mayor, observando una actitud discreta que le permitió continuar con Heriberto Jara, el sucesor.

Al triunfo del constitucionalismo ocupó diversos cargos hasta que en 1920, imbuido en este aternum de definiciones de la política a la que pocos sobreviven, apoyó al golpe de Estado de Agua Prieta, dado por Obregón, De la Huerta y Calles contra Carranza, antiguo aliado, protector y padrino. 

Su carrera daría otra vuelta al ser electo Gobernador de Veracruz, cargo que ocupó desde 1944 hasta principios de 1948, cuando asumió la Secretaría de Gobernación en la presidencia de Alemán Valdés. En 1951, salió del Palacio de Cobián para emprender su campaña como candidato presidencial del PRI, siglas estrenadas por Alemán, impuestas en 1946 por Ávila Camacho al PRM cardenista de 1938 

y al PNR callista de 1929.

En 1952 fue electo Presidente de México. Durante su administración, de 1952 a 1958, implementó reformas que transformaron la vida política nacional, destacan: La campaña de alfabetización y expansión de la educación primaria y secundaria; sanidad pública; subsidio a universidades; iniciativa del derecho al voto a las mujeres; fortalecimiento de las relaciones internacionales; impulsó la reforma agraria y del trabajo en mejora de las condiciones laborales y la redistribución de tierras, entre otras; mucho capitalizado por su sucesor.

Pero no todo fue miel, también enfrentó, no le sacó la vuelta ni salió con insulsos chistoretes para resolver la crisis agraria, de maestros, de ferrocarrileros, el devastador terremoto de 1957 y, por si fuera poco, la 

devaluación del peso.

Ruiz Cortines modernizó el país mediante la implantación de políticas económicas novedosas, su propósito era encontrar un equilibrio entre las empresas privadas y la participación pública. Finalmente, Ruiz Cortines falleció en la ciudad que nació el 3 de diciembre de 1973, a los 84 años, a causa de una insuficiencia cardíaca provocada por una arteriosclerosis generalizada.