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LA PALABRA DEL DOMINGO



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

¡Yo soy el buen pastor! (Jn: 19, 11-18)


Domingo 21 de Abril de 2024 10:05 am


SEGUIMOS jubilosos celebrando la Pascua, y en este domingo vemos frente a nosotros a Jesús resucitado que sigue llamándonos a integrarnos a la vida gloriosa de su resurrección.

Jesús se nos presenta hoy y nos dice: “Yo soy el buen pastor que da su vida por sus ovejas”. Así vemos que Jesús no se contenta con guiar a sus ovejas a buenos pastos, sino que las defiende y da su vida por ellas. Es el misterio insondable de Cristo que se entrega totalmente 

por nuestra salvación hasta morir en la cruz. Jesús nos dice en seguida: “Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre”. Este conocimiento mutuo con 

Cristo nos lleva a la unión íntima con Cristo y con el Padre. 

No es un conocimiento puramente científico o intelectual, sino un producto sobrenatural de la gracia y el amor. Somos hermanos de Cristo, tenemos el mismo Padre. Jesús nos manifiesta esta inquietud: “Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que 

las traiga también a ellas, y escucharán mi voz y habrá un 

solo rebaño y un solo pastor”. Cristo ha muerto y ha resucitado para congregar en pos de sí a todos los hombres de todos los tiempos.

Esta unidad con Cristo será siempre la misión evangelizadora de la iglesia en el mundo para lograr, con la gracia de Dios, que los hombres de buena voluntad acepten y vivan la fe y la gracia redentora de Cristo.

Para lograr la plena unidad con Cristo, la Iglesia Católica tiene prioridad de procurar la unidad con todos los cristianos separados. Se están haciendo esfuerzos ecuménicos en todas partes. El Padre Francisco confirma el compromiso ecuménico irreversible, asumido por el 

Concilio Vaticano II, de continuar siempre el acercamiento, el diálogo, la paz y el amor con todas las confesiones cristianas. Es necesario trabajar sin ahorrar energías en la reconstrucción de la unidad de todos los seguidores de Cristo.

Solución nada fácil, ni inmediata. Dada la fragilidad humana, siempre habrá divisiones y separaciones, pero los caminos de Dios son inescrutables. Debemos trabajar, amar y servir a nuestros hermanos confiando plenamente en la promesa de Cristo: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta la consumación de los siglos”. Amigo, amiga: Jesús, nuestro buen pastor, en unión con el Padre y el Espíritu Santo, están siempre con nosotros para fortalecer nuestra fe y darnos su gracia para que trabajemos sin descanso por su Reino de justicia, de amor y de paz.