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El desdén hacia los desaparecidos



EDITORIAL


Jueves 25 de Abril de 2024 8:10 am


LA desaparición de personas es otra de las trágicas expresiones de la violencia incontenible que enfrenta Colima; son más de un millar de personas las que se encuentran en dicha situación, según los nuevos registros de la Secretaría de Gobernación.

De manera específica, al cierre de 2023 se contabilizaban mil 300 personas desaparecidas y no localizadas en la entidad. El 75 por ciento de los casos corresponden a varones y el 25 por ciento restante a mujeres, en su mayoría menores de 30 años.

La circunstancia de inseguridad que distingue a la vida cotidiana en el estado provoca que la desaparición de personas sea un delito común, no un hecho extraordinario que debería generar una actuación decidida por parte de las dependencias gubernamentales.

Ese mismo contexto delincuencial provoca que las personas que no regresan a sus hogares inmediatamente sean relacionadas con una actividad criminal, cuando ni siquiera se realiza una investigación que permita determinar las causas reales.

Así, en esa mar de impunidad y negligencia permanecen en el olvido los casos de niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y ancianos, cuyos familiares esperan noticias desde años y que en algunos casos, han preferido hacerse cargo ellos mismos de la búsqueda.

Tal parece que esos colectivos que se han organizado trabajan completamente solos, pues las autoridades prefieren ignorar este grave asunto, como si la indiferencia fuera a desaparecer la terrible realidad que todos los días deben enfrentar los colimenses.

Colima ocupa uno de los primeros lugares a nivel nacional en el rubro de fosas clandestinas, desafortunadamente muchos desaparecidos son ubicados en esos lugares, mismos que por cierto son localizados por casualidades o coincidencias, no por trabajo de las autoridades.

La desaparición de personas es uno de los muchos temas que el Gobierno Estatal y la Federación no han querido atender, empecinados en aparentar que no pasa nada, como si el desdén y la indolencia oficial pudieran resolver la caótica situación del estado.