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El síndrome de la rana hervida



HUGO FUENTES


Sábado 27 de Abril de 2024 10:35 am


Vivimos una época de rankings e índices, en la que se evalúa todo. Esto implica cuestiones como la felicidad, la popularidad, el aprovechamiento escolar, la calidad de productos, niveles de vida y lo que se le pueda ocurrir. Quiero aprovechar este espacio para comentar que The Global Organized Crime Index 2023 (Índice Mundial de Crimen Organizado 2023), realizado por Global Initiative, evalúa el nivel de criminalidad y resiliencia al crimen organizado a través de tres pilares clave: mercados criminales, actores criminales y resiliencia para 193 países.

México ocupa el tercer lugar a nivel mundial en términos de criminalidad, solo debajo de Myanmar y Colombia, que ocupan el primero y segundo lugar respectivamente. En términos de tendencias de criminalidad de 2021 a 2023, considerando solo América Latina, ocupamos el segundo lugar por debajo de Colombia. A su vez, considerando América Latina, tenemos el lugar 25 de 35 en lo que se refiere a tendencias de resiliencia por países, del 2021 al 2023. Otra mala noticia es que formamos parte del nada selecto grupo de 63 países a nivel mundial que experimentan una alta criminalidad y una baja resiliencia.

Ahora bien, cuando se habla de resiliencia, ¿de qué se habla? Se habla de la capacidad institucional y social para hacer frente al crimen organizado, siendo entonces la pregunta: ¿qué características tienen los países con alta resiliencia? La evidencia muestra que las democracias siguen teniendo niveles más altos de resiliencia, entendiendo que las buenas prácticas de gobierno que son abiertas, transparentes y regidas por la ley, fomentan la participación activa de los ciudadanos y ponen las bases sobre las cuales elaborar las respuestas a los retos que imponen los criminales.

¿Cuáles serían los peores enemigos de la resiliencia? Los resultados son claros, en primer lugar está la corrupción de los servidores públicos y en particular la infiltración del crimen organizado en el Estado. La corrupción sirve como un paraguas que protege al criminal y facilita su operación. En segundo lugar se encuentra el debilitamiento del papel de los actores no estatales, entiéndase sociedad civil y medios de comunicación, donde su papel es evidenciar la presencia del crimen, las consecuencias de sus actos y dar voz a las víctimas. Lamentablemente la restricción a las organizaciones civiles, la censura y la persecución de los medios, reduce las fuentes de resiliencia alternativas que tiene la sociedad.

México está viviendo el síndrome de la rana hervida desde hace mucho tiempo, porque el ser ajenos al ataque de los medios, normalizar el asesinato de periodistas, ignorar la corrupción en nombre de un interés político, excusar la falta de transparencia y el no apego a la ley, respaldar la persecución a las organizaciones civiles, y dormir ante los ataques de elecciones seguras e imparciales, nos hace cada día más víctimas del crimen organizado y a su vez cada vez menos resilientes. Como la rana, de seguir así, no tendremos la energía suficiente para huir del cazo hirviente porque la hemos gastado en adaptarnos a la seducción de la inconciencia. La pregunta entonces es ¿estamos a tiempo para huir o ya es muy tarde? Como sociedad nos queda elegir.

 

*Profesor investigador del Tecnológico de Monterrey