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Historia y literatura



MAYRA VÁZQUEZ LAUREANO


Domingo 05 de Mayo de 2024 8:02 am


II/II

 

MARIANO Azuela menciona en la novela Los de abajo que, cuando Demetrio comenzó a bajar por un barranco para encontrarse con sus colegas, todo era ya sombra. Esta sombra podría aludir a la imagen maligna del ser. Esto concuerda con el momento en el que salen federales, todos envueltos entre sombras, a atacar a Macías y su grupo. Se percibe a la sombra como algo lejano a la quietud que tanto anhelan.

Otro elemento importante es el agua, mencionada cuando Demetrio procede a esconderse y la bebe “a borbotones”. El agua es también el sitio al cual caen los cuerpos de federales en medio del primer enfrentamiento, es la súplica de un Demetrio herido cuando llega a la pequeña comunidad donde vive Camila (quien ocasionalmente baja a buscar agua), es el punto de conversación cuando ella quiere acercarse a Cervantes; y lo que otros tantos personajes imploran o anhelan.

El agua es el origen de todo lo viviente. Se considera también como el principio y el fin de todas las cosas. En cuanto al hombre, el agua representa su lado informal, dinámico y causante. Puede ser por ello que podemos verla aliada a sentimientos humanos, el amor en este caso es uno de ellos. El hecho de que los cuerpos caigan inertes dentro del agua, en acto de bautismo solemne, se alía a la idea del retorno y el círculo de la vida y la muerte, y la ruptura vinculada al renacimiento.

Así como el agua y las sombras, hay de más elementos que, conforme se desarrolla la trama, son reiterados una y otra vez. Tal es el caso del caballo y las piedras. La imagen del caballo en momentos cruciales es un ejemplo de la potencia de sentido que porta el texto.

Azuela nos muestra un animal capaz de obedecer con docilidad a su jinete, y estableciendo un vínculo con él difícil de corromper, pero también nos muestra su dualidad al resguardarse del peligro aun si su amo no lo desea o lo indica. El caballo es también asociado a la figura de psicopompo, y algunas culturas lo han elevado al lugar de clarividencia y cúmulo de memorias del mundo. Cuando la mano del jinete lo conduce por una vía falsa, ambos pueden descubrir sombras e infortunio, como bien lo plasma Azuela.

Las piedras son símbolo del cuerpo, y representar la relación estrecha entre el alma y la piedra, y su doble movimiento. Simboliza de algún modo la libertad o la protección; en cierto momento de la trama se mencionan cruces hechas de piedra que podrían rememorar a la libertad de los ausentes.

Se encuentran dentro de la obra un sinnúmero de símbolos que, como partes de un rompecabezas, muestran otra cara casi metafísica del pesar que se respiraba en ese momento, como piezas dispuestas a ser llevadas al contexto sociopolítico de 1910 donde embonan con certeza. Villoro decía que el modo de pensar ideológico lleva a convertir conceptos que sólo responden a relaciones sociales determinadas históricamente en conceptos básicos universalmente.

Los elementos que se mencionaron son parte de un panorama en el que podemos ver la sed de guía, consistencia y perdurabilidad social, de una saturación ostentosa de depuración y saneamiento espiritual y físico, y una regeneración en un México que, con sus llagas abiertas y supurantes, ha soportado tantas revueltas en corto tiempo.

La obra de Mariano Azuela es un cristal que abriga los ideales (o la falta de ellos) de antaño. La representación de la población revolucionaria, por su descripción fresca, cobra vida de nuevo, y la lectura desimbolizante nos permite ampliar dichos elementos a un plano que de otra forma no se hubiese alcanzado.

La novela muestra como aspectos primordiales el político y el social, por lo que México se dolía y a lo que sus hijos se enfrentaban en una época crucial que definió un nuevo rumbo en la vida de los habitantes. Tras una lectura a conciencia de la novela Los de abajo y escudriñando dentro de los símbolos constantes en la misma, se logran rescatar aspectos poco tomados en cuenta, como lo es la naturaleza del ser y su papel en la trama. La humanidad de los personajes, como un espejo, plasma la percepción de la realidad que Mariano Azuela vivió.