PUNTO CENIT
MAYRA EDITH MARTÍNEZ
La fuerza de mamá
Miércoles 08 de Mayo de 2024 8:31 am
Madre, tu fuerza
construye este mundo, eres vida, esterilla de sueños,
modelo de acción. Walter Chavarría Una historia que circula por la red cuenta que un niño que
vivía en Florida decidió ir a nadar en una laguna detrás de su casa. Mientras
nadaba, no se percató de que un gran cocodrilo se acercaba. Su mamá, que desde
casa miraba por la ventana, vio horrorizada la escena. Salió corriendo
advirtiéndole a gritos, y al escucharla, el niño nadó apresuradamente hacia el
muelle. Al llegar, la mujer agarró al niño por los brazos para
tratar de sacarlo, pero el caimán ya lo había tomado por las piernas. La mujer
jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más
fuerte, pero la mamá estaba decidida a salvarlo. Un pescador que pasaba por
allí escuchó los gritos y con una escopeta mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y pudo llegar a caminar. Posteriormente,
un periodista fue a entrevistarlos. Le preguntó al niño si le podía enseñar las
cicatrices en sus piernas. El niño levantó la sábana y se las mostró. Pero le
dijo: “Creo que las que usted debe ver son estas”; se levantó las mangas y le
enseñó las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. “Las
tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida”. Esta historia ejemplifica
muy bien la fuerza con la que algunas madres han tenido que marcar a sus hijos
para convertirlos en personas de bien. Quizás también tú eres parte de la generación de “la
chancla voladora”, “el cinturón veloz” o como quiera que llamaban a la
disciplina que aplicaba mamá. Si fueron los métodos correctos o no, lo cierto
es que nos marcó, pues aprendimos valores como los límites, la tolerancia, el
respeto, y la obediencia a las reglas de casa y a las autoridades. En lo personal, soy obra de la fuerza de una gran mujer: mi
madre. Como muchas mujeres de su época, a mamá no se le permitió estudiar, pues
“eso era cosa de hombres”. Se preparó para ser ama de casa, y parece que se
propuso a ser la mejor. Mamá tomó clases y aprendió sobre costura, crochet, dos
agujas, máquina tejedora, macramé, corte y confección, coser en máquina,
elaborar peluches y hasta cortar el cabello. En fin, todo lo que pudiera
aprender para ayudar al buen funcionamiento y la economía del hogar. No solo
hacía cosas para traernos bien vestidos y alimentados, sino que también
elaboraba sus productos y los comercializaba. Pienso en lo maravilloso que era llegar cansados de la
escuela, mis cinco hermanos y yo, y tener en casa una rica comida caliente de
tres tiempos esperándonos. Entre atender las tareas domésticas, tomar clases, vender
sus productos y sacar adelante a seis profesionistas de bien, ¿cómo lo hizo? Al
paso de los años y mis propias experiencias, entendí que mamá dejó colgado en
un cuadro sus propios sueños para que nosotros pudiéramos ser. Fue la fuerza de
mamá lo que lo hizo posible. ¡Te amo, chinita linda! ¿Cuál es tu historia? Desde Punto Cenit, celebro la vida de
todas aquellas madres que dejan huella por amor. FB: Mayra Edith Martínez