Cautivo de uno mismo

RUTH HOLTZ*
Sábado 18 de Mayo de 2024 9:26 am
Con el tiempo, la madurez o psicoterapia, podemos llegarnos a percatar de que gran parte de las desazones de nuestra vida, sobre todo las constantes y repetitivas, que parecen perseguirnos han sido producidas por nosotros mismos. Cada uno lleva encarcelada una parte de sí mismo, oculta cosas, especula sobre su pasado, agigantando lo doloroso, lo traumático, y prolongando en el tiempo el rencor, la predisposición y la guardia contra vivencias similares. Muchos luchan para destacar, ser reconocidos, y viven presos de quienes los puedan engrandecer. Otros más libran una guerra contra sus deseos, que si se dejan llevar por el sexo y sus complicadas relaciones, o por la comida y los sinsabores de la glotonería, por su avaricia y su necesidad de acumular más bienes. Y esclavos de aquello que los demás puedan pensar de nosotros podemos estar pendientes del “qué dirán”, de agradar a otros o de “ser amados”. La relación con uno mismo implica lidiar con nuestros pensamientos, entender nuestros sentimientos más hondos, expresar o no nuestras emociones y cómo. Continuamente estamos en una batalla con nosotros mismos. Con dificultad nos otorgamos el visto bueno y la espontánea libertad para actuar. Y qué tal el miedo. “Y si no sale como espero”, “y si me rechaza”, “y si me lastiman”, “y si no logro lo que quiero”, “y si hago el ridículo”. El miedo paraliza, nos pone el pie para tropezar, rompe la confianza y la fe, acaba con el amor al dudar del otro y es una de las jaulas que nos tiene cautivos. Otra jaula es el orgullo. Cuando no nos amamos y buscamos el amor y el reconocimiento en otros, como un sediento busca agua, nos somete a tal servilismo que podemos renunciar a lo que somos, acomodándonos a lo que otro quiere. Dejamos de ser auténticos y leales a nosotros mismos. Cuando nos sometemos a controlar todo podemos ser nuestros propios tiranos. Presos de exigencias propias, podemos vivir en el cautiverio de “lo perfecto” y latiguearnos cuando nos equivocamos. Libertad para los cautivos de sí mismos es lo que procuramos en psicoterapia, amarnos hasta el grado de sembrar con cuidado y cosechar con confianza, sabiendo que de nosotros saldrá lo mejor, y que tendremos tolerancia para tratar con nuestros errores, con una amable nueva oportunidad para manifestar nuestro ser único e irrepetible, sin rejas ni barrotes. La psicoterapia es el espacio para conocernos a nosotros mismos y aprender a amarnos como somos. *Psicoterapeuta 312 330 72 54 / 312 154 19 40 biopsico@yahoo.com.mx