QUOD SCRIPSI, SCRIPSI
HORACIO ARCHUNDIA
La basura, problema añejo
Lunes 08 de Julio de 2024 8:09 am
Con hallarse a la orilla del mar, Manzanillo es una ciudad
que se inunda siempre y padece malestares urbanísticos inadmisibles en su tipo.
Tema de largos análisis que demandan mayor espacio. El problema de las inundaciones es añejo y tiene que ver
con dos graves fallas: la nula planeación urbanística, a pesar de un flamante
“instituto” de planeación que no funciona sino para decisiones insulsas, y el
gravísimo conflicto de la irresponsabilidad de los ciudadanos, culpables
principales del enorme mal que son los anegamientos. Año con año, las riadas de los arroyos que riegan la zona
urbana, procedentes de la serranía que ocupa la mayor parte del territorio
municipal, acaban en las calles, inundando a su paso con sus crecientes. Por décadas, los tres niveles de Gobierno han enfrentado el
déficit urbano que generan las inundaciones, pues estas causan daños en toda la
zona costera. Y no es un tema simple de arroyos crecidos, que se resolvería con
lo que ya se ha hecho por la parte oficial: enconfrándolos, encauzándolos,
embovedándolos. El problema se origina en algo terriblemente común en el
país: la reprobable costumbre de tirar basura donde sea. De modo que los
arroyos llegan a la zona urbana arrastrando toneladas de basura que taponan
alcantarillas, drenes, bóvedas, cunetas, etcétera, haciendo que el agua se
desparrame por las calles causando daños y poniendo en riesgo colonias y
pueblos enteros, amén de contaminar el mar y todo lo que alcanzan. La Administración del Sistema Portuario Nacional
Manzanillo, por ejemplo, mantiene cuadrillas de trabajadores siempre atentos a
la limpieza y al desazolve de los sistemas de desagüe, retirando toneladas de
basura plástica y metálica, así como llantas y desechos muy variados. Antes de
comenzar la temporada lluviosa se hicieron las primeras jornadas, retirándose
casi cuatro toneladas; en la tercera semana de junio se recolectaron más de dos
y apenas en esta semana que pasó, más de dos toneladas nuevamente de los
arroyos y el sistema general de desagüe pluvial. No hay que ir muy lejos para identificar a los responsables
de lo que pasa en esta ciudad, expuesta permanentemente al peligro que
representa una inundación, como han de recordar los vecinos del Valle de las
Garzas, una de las zonas más afectadas. La ASIPONA está haciendo lo suyo, pero en tanto no haya
conciencia, el riesgo es latente.
Por hoy, buen día.