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Declive turístico



LUNES POLÍTICO


Lunes 15 de Julio de 2024 8:08 am


El viernes pasado comenzó la temporada vacacional de verano, periodo esperado por empresarios hoteleros y prestadores de servicio en la entidad, sobre todo los ubicados en destinos de playa de los municipios de Armería, Manzanillo y Tecomán.

Los más de 35 días de asueto representan una oportunidad para que el sector turístico de la entidad pueda captar ingresos considerables, por la presencia de turistas en el territorio estatal, sobre todo provenientes de los estados del bajío y algunos países del extranjero.

El subsecretario de Turismo, Jorge Padilla Castillo, previó que la actividad turística de esta temporada dejará a Colima una derrama aproximada de 915 millones de pesos; en tanto que en 2023 tal indicador se ubicó en 941 millones de pesos.

Lo anterior quiere decir que el propio gobierno estatal calcula una disminución de aproximadamente 26 millones de pesos para este año, lo que llama la atención, pues luego de la pandemia, la mayoría de los destinos turísticos en el país han observado un repunte sostenido en el número de visitantes.

El mismo funcionario puntualizó que se espera una ocupación hotelera del 60 por ciento en la entidad y del 65 por ciento para Manzanillo, cifras que son conservadoras para las miles de familias que esperan capitalizar sus empresas y negocios en estos periodos vacacionales.

Para explicar en parte dichas previsiones, el presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) en Colima, Arturo Sánchez, reconoció que los trabajos de ampliación en la autopista Manzanillo-Colima inhibirán la presencia de visitantes, con más razón luego de la apertura de la modernización de la carretera Guadalajara-Puerto Vallarta.

Efectivamente, tal obra podría generar afectaciones temporales; sin embargo, traerá importantes beneficios una vez se encuentre terminada, no solamente en el ámbito turístico, sino en materia logística y en lo que se refiere a la seguridad de los automovilistas.

La disminución proyectada en la afluencia de vacacionistas tiene su origen en factores menos coyunturales, como la ausencia de una sólida campaña de promoción nacional, a través de la cual se identifique plenamente a Colima con opciones de mar y montaña, pero también con una diversificación en las opciones de esparcimiento.

No existe en la entidad una oferta atractiva en materia cultural o de entretenimiento, son escasos los museos, librerías o exposiciones, en tanto que los sitios históricos no cuentan con un adecuado desarrollo para su explotación.

Poco han hecho las autoridades en los últimos años para revertir esa situación; se apuesta todo a las bellezas naturales de la entidad, pero actualmente los vacacionistas buscan una experiencia integral que incluya otras amenidades y distracciones, más allá del sol y la playa.

Si el turismo no se aborda con una perspectiva más innovadora, Colima seguirá rezagándose en este sector, en detrimento de las miles de familias que se dedican a esa actividad.

 

Transporte público caótico

 

El aumento en la tarifa del transporte público ha generado expectativas de mejoras que, infortunadamente, no se han cumplido. Aunque se prometieron cambios, éstos apenas duraron unas semanas.

Uno de los aspectos más críticos es la falta de unidades en servicio y de puntualidad de los camiones. A pesar de que la Secretaría de Movilidad monitorea la situación, los camiones con frecuencia no cumplen los horarios establecidos, motivo de constante molestia entre usuarios.

En Colima existe la aplicación llamada Transcol, creada con la finalidad de ayudar a los ciudadanos a encontrar rutas de transporte público y seguir su ubicación en tiempo real en un mapa de la zona conurbada. Sin embargo, la realidad dista mucho de la promesa, ya que los usuarios han reportado numerosas fallas. La aplicación no siempre muestra con precisión la ubicación de las rutas en tiempo real, y en ocasiones indica que un camión está por llegar cuando en realidad no pasa, lo cual crea frustración y problemas para los usuarios. Se sabe que Colima se puede recorrer en 20 minutos, pero con el transporte público se recorre en mínimo 50 minutos.

Esperar camión es una pérdida de tiempo cualquier día, no solo el fin de semana que es cuando menos rutas en circulación hay; entre semana usuarios han reportado durar más de una hora esperando sus respectivas rutas, las cuales no pasan, y si llegan a pasar, no puede faltar el clásico: “ya no voy”.

Si bien los ayuntamientos de Colima y Villa de Álvarez han modernizado algunos paraderos en puntos claves, siguen sin ser suficientes, pues con el crecimiento de la zona conurbada hay espacios por donde pasan las rutas y mínimamente hay un señalamiento del transporte público que, cabe mencionar, los transportistas no siempre respetan. Hay lugares donde ni siquiera hay señalamiento, mucho menos una banca o un techo para quienes esperan, como el paradero del bulevar Rodolfo Chávez Carrillo, a la altura de la nueva gasolinera junto a la Glorieta del Charro, donde no había ni un árbol que les hiciera sombra a jóvenes, mamás con hijos y adultos mayores que esperan, y no fue el Ayuntamiento quien puso el paradero improvisado, fue la persona encargada de la construcción de la gasolinera quien, como pudo, puso tabiques, tablas y láminas para que las personas no tuvieran que esperar de pie y bajo el sol.

En resumen, esperar el transporte público en Colima se ha convertido en una experiencia que implica pérdida de tiempo, golpe de calor o gripa por la lluvia.

 

¿Continuidad o rebelión?

 

CLAUDIA Sheinbaum Pardo, virtual presidenta electa, ha revelado la mayoría de los nombres de su futuro Gabinete, algunos de los cuales han trabajado estrechamente con Andrés Manuel López Obrador y con ella en el pasado, lo que refleja una mezcla de continuidad y lealtad personal, además de la intención de mantener las políticas y el enfoque de la administración actual. Sin embargo, la inclusión de figuras clave del entorno de Sheinbaum, como Omar García Harfuch y Jesús Antonio Esteva Medina, podría indicar un movimiento hacia un estilo de gobierno más propio, aunque aún dentro del marco de la “Cuarta Transformación” iniciada por López Obrador.

El reciente anuncio de Lázaro Cárdenas Batel como jefe de la Oficina de la Presidencia es un movimiento significativo. El hijo de Cuauhtémoc Cárdenas y nieto del expresidente Lázaro Cárdenas del Río es una figura con una profunda herencia política y experiencia. Su nombramiento podría ser interpretado como un intento de Sheinbaum de consolidar a la izquierda, mientras también apunta a una posible independencia de las estrictas directrices de López Obrador, aunque el mandatario avaló el nombramiento de Cárdenas Batel y señaló que “muy bueno, Lázaro, y muy buena la decisión que tomó la presidenta electa. Lázaro tiene mucha experiencia”.

La relación entre Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador ha pasado de la admiración y el respeto mutuo a la confrontación política. El presidente, en una conferencia de prensa en enero del año pasado, declaró que Cárdenas se había convertido en su adversario político debido a su participación en “Mexicolectivo”, organización crítica del gobierno obradorista. Esta declaración subraya una estrategia de López Obrador, en la que la lealtad incondicional es esencial y cualquier crítica es vista como una amenaza. Además, el reciente libro del ingeniero Cárdenas, Ante la situación nacional: Reflexiones y propuestas 2024-2030, es como para darle a la futura presidenta una “línea” en la cual podría basar su plan de gobierno. El conflicto Obrador-Cárdenas ahora será por la lealtad de Sheinbaum; aunque Andrés Manuel está por delante, Cuauhtémoc se va acercando.

La configuración del gabinete de Claudia Sheinbaum plantea la pregunta de si estamos viendo una mera continuidad del “obradorato” o si hay indicios de un “claudillismo” emergente. Los nombramientos de figuras leales a López Obrador sugieren una fuerte continuidad, pero la inclusión de aliados cercanos a Sheinbaum podría ser un indicio de que ella está comenzando a hacer sus propios movimientos dentro del marco de la Cuarta Transformación. La verdadera independencia y capacidad de innovación de su gobierno serán puestas a prueba una vez que asuma el poder y enfrente los desafíos inherentes de gobernar un país complejo como México.

La pregunta clave sigue siendo: ¿Será el gobierno de Sheinbaum una extensión del mandato de López Obrador o comenzará a definir su propio camino político y administrativo?

 

¡¿Ya somos Dinamarca?!

 

Podría decirse que el resultado anual de la Encuesta sobre los factores que impulsan la confianza en las instituciones públicas, llevada a cabo por la OCDE, sorprendió a muchos; sin embargo, las cifras que arrojó la misma reflejan que el desconcierto vino de menos de la mitad de la población.

Fueron encuestados 30 países acerca de diversos factores que promueven la confianza en instituciones públicas, y de ellos, México obtuvo el tercer lugar. Es decir, 54 por ciento de las y los mexicanos mayores de edad encuestados afirman tener un nivel de confianza de moderado a alto en el gobierno federal, cuando el promedio es 39 por ciento.

Esto fue celebrado por el partido guinda y, por supuesto, por el actual mandatario, quien aseguró un día antes de la emisión de tales resultados que, de 100 compromisos que al inicio de su administración garantizó, faltaba cumplir dos: la resolución del caso Ayotzinapa y la descentralización. No obstante, a 3 meses del final del sexenio, la precariedad en la que se encuentra el sistema de salud es una realidad, sin mencionar el evidente fracaso del Insabi.

Los proyectos prioritarios de su gobierno, además de representar un gasto casi exorbitante, al costar más de lo acordado en el presupuesto inicial, no benefician aún a la economía mexicana como se esperaba: el inicio de funcionamiento de la refinería se postergó múltiples veces, y el Tren Maya representó una masacre ecológica.

En la mayoría de los países, la seguridad es un tema que preocupa, y sería absurdo negar este hecho en nuestro país. Un día después de la publicación de la encuesta, T-ResearchMX difundió en el reporte La Guerra en Números que, desde el inicio del sexenio a la fecha, fiscalías estatales y federales han registrado 192 mil 394 homicidios dolosos, pero la confianza va en aumento.

Es momento de ser más críticos, poner en la balanza lo bueno y lo malo. No existe en los datos duros de esta administración prueba suficiente que justifique la confianza de más de la mitad de los mexicanos, quienes parecieran confinados en un Comala con límites difuminados.

Al igual que en la célebre novela de Rulfo, Pedro Páramo, en México nos encontramos fraccionados entre lo que creemos saber y la realidad palpable. Cuando Juan Preciado entró a Comala, coexistió con habitantes y recuerdos por igual, sin distinguir la realidad y oscilando entre lo ilusorio, y al final se dio cuenta de que, al igual que todos ahí, estaba muerto. Aquí también oscilamos entre realidad y ficción, ¿correremos la misma suerte?