RAZONES
JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Dos asesinos
Martes 16 de Julio de 2024 7:52 am
I/II El joven que intentó matar a Donald Trump, y que fue muerto
por el servicio secreto, se llamaba Thomas M. Crooks, tenía 20 años, vivía en
una colonia de clase media, sus padres eran psiquiatras, afiliado al partido
republicano, y en la casa había, como en buen hogar libertario, muchas armas.
Era un joven tímido, al que solían hacer bullying y que no expresaba opiniones
políticas fuertes. Como estudiante era promedio, no demasiado destacado. Había
tenido problemas de consumo de drogas, que tampoco fueron graves. Todos en su
entorno se asombraron de que hubiera atacado a Trump. Sin embargo, Thomas organizó bien el atentado contra el
expresidente. Encontró una terraza a unos 150 metros del mitin que le permitía
un tiro franco, se llevó un AR-15 del arsenal de su padre, por lo menos 30
cargadores, y en su automóvil tenía artefactos explosivos. Como dicen sus
conocidos, no era un buen tirador, si no la suerte de Trump hubiera sido
completamente diferente. Disparó por lo menos ocho veces y un sólo disparo se
acercó a Trump. ¿Qué lleva a un joven como este a decidir matar a un
personaje público como Trump? No era un estudiante politizado; ideológicamente
parecía estar más cerca de Trump que de los demócratas, y vivía en un lugar en
el que, como dijeron las autoridades, suelen convivir familias en las que se
mezclan, sin problemas, distintas visiones políticas. Thomas, hasta donde se
sabe no dejó proclamas, ni notas, ni nada por el estilo. ¿Qué bullía en la
cabeza del joven tímido al que le hacían bullying, qué quería demostrar, qué lo
llevó o lo convenció de hacer ese ataque en el que le iba a ir la vida? Las especulaciones se nutren de las teorías de
conspiración. Algunas recuerdan una película en la que se dice que los
servicios secretos pueden, de alguna forma, convencer a alguien de que realice
una acción de este tipo con tratamientos psiquiátrico.
Todo puede ser, pero lo cierto es que no lo sabremos, como
nunca hemos sabido en realidad si Lee Harvey Oswald mató a Kennedy, porque
Shirham B. Shirman mató a su hermano Robert, como antes un oscuro personaje
mató a Martin Luther King, o que activó a los anodinos atacantes de Ronald
Reagan y John Lennon. Puede haber manipulación, teorías siniestras detrás de
cada crimen, pero al final lo que tenemos es una sociedad que padece una
enfermedad con las armas y la violencia que es difícil encontrar en otra
democracia occidental.