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DE AYER Y DE AHORA



JAIME ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

Reunión familiar y recuerdos


Viernes 19 de Julio de 2024 8:09 am


EL pasado jueves 4 de julio salimos de viaje mi esposa y yo rumbo a Ciudad de México. El objetivo: reunirnos con la familia extensa; visitar y pasear por algunos sitios de la metrópoli. También, a nivel muy personal, acercarme y recorrer las colonias Roma y Condesa donde transcurrió mi vida estudiantil y de los primeros trabajos en el antiguo Distrito Federal de 1971 a 1985. Con anticipación veníamos planeando los detalles. Estaba ya programada una reunión con muchos familiares del lado de mi esposa que viven en CDMX. Otros viajarían desde Veracruz, Guadalajara, Querétaro y nosotros de Colima.

Yo sentía mucha expectativa ya que tenía tiempo sin ir a la CDMX y muchos años sin ver personalmente a varios de los y las asistentes. Y ahí estuvieron tres de mis hijas, dos de mis yernos, dos nietos además de mis concuños y cuñadas, sobrinos, y algunas de sus parejas.

La reunión se llevó a cabo en casa de mi cuñada Roxana y mi concuño Agustín. Ellos son muy hospitalarios, generosos, al igual que sus hijos e hijas. Aparte de que cocinan muy sabroso y acondicionan el lugar de manera espléndida, adornan y disponen muy bien el mobiliario para hacer que la convivencia se desarrolle lo mejor posible dando lugar a pláticas e intercambios sociales muy fluidos, cercanos y amenos.

Durante la reunión me di cuenta que yo era el decano entre los asistentes. Con mis 72 años empecé a sentirme como con más horas de vuelo. Aunque ahí estaban cuñados, concuños con amplia experiencia, diferentes estudios y especialidades como la ingeniería, la medicina, la historia, la marina mercante, etcétera.

El día de la reunión fue verdaderamente emotivo e interesante. “Mira cómo han cambiado mis sobrinas y sobrinos”, le comentaba a mi esposa. Aparte del calor humano y afectivo, se enteraba uno de sus estudios, trabajos y planes de vida. En mi mente, me transportaba a mi juventud y me identificaba en sus inquietudes y afanes. Unos hablaban de su reciente graduación profesional, otros de salir a estudiar o trabajar al extranjero.

También participaban algunas parejas complementando sus planes de vida. Salían también los temas de la jubilación y salud de los de mi generación. Había corrillos con diferentes grupos de familiares de las tres generaciones ahí reunidos, los que departían alegremente, algunos más efusivos por alguna copita ingerida y otros jugando o correteando a los hijos pequeños o nietos ahí reunidos.

Estoy convencido que no hay influencia más positiva en la vida que la que te ofrece la familia. Ésta es no solo crianza y educación sino escuela del afecto y del aprendizaje en valores.

Aprovechamos el viaje para conocer nuevos lugares de interés en CDMX. Fuimos a la enorme Biblioteca Vasconcelos al norte de la ciudad, igual a la Estación del Tren Suburbano de Buenavista, así como a su Centro Comercial. También deambularíamos por el centro de Tlalpan, por sus iglesias y conoceríamos el enorme centro deportivo del Issste. Luego iríamos a la Iglesia y Museo del Carmen en San Ángel para conocer su historia y lo que fue su huerto.

En otra parte de nuestra estancia en CDMX estuvimos hospedados en un pequeño departamento en la colonia Condesa. Esto nos dio oportunidad de conocer más a fondo esta colonia ya que una hija nuestra vive ahí. Otra de las hijas estaba en la misma colonia por una estancia de trabajo, junto a su esposo e hijo. Y una tercera hija y su familia también se hospedaron ahí. La colonia es muy agradable, tiene variadas avenidas con camellones arbolados, jardineras en banquetas y múltiples cafés y restaurantes con mesas y sombrillas en la calle. Dispone de dos grandes parques, el México y el España, para caminar, hacer ejercicio, pasear al perro y disfrutar de áreas verdes.

Recorrí la colonia Roma donde la nostalgia me invadió al recordar mi vida estudiantil con toda la gama de altibajos, inquietudes, sueños e ilusiones que se viven de joven.