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El repunte en la inseguridad



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Martes 23 de Julio de 2024 8:06 am


Mientras en la mesa de seguridad, quienes la integran hacen cuentas alegres y se regocijan informando que la violencia en el estado se mantiene con tendencia a la baja, la realidad nos sorprende registrando hasta tres o cuatro asesinatos en un día. Lo anterior nos confirma que los despliegues de la Guardia Nacional y la llegada de más elementos a lo único que pueden “aspirar” es a levantar cadáveres y a elevar las estadísticas. Las que para la ciudadanía son unas, y las reales son de reserva oficial.

Lo anterior recobra suma importancia porque estando en periodo de vacaciones escolares, las familias colimenses que tienen oportunidad de visitar otros lugares o simplemente disfrutar lo que el mismo estado ofrece, se lo piensan dos veces antes de hacerlo. ¿Por qué? No hay garantía de seguridad en ningún lado.

¿Qué entendemos por seguridad? Si bien, el cuidado es responsabilidad de cada persona y núcleo familiar, al salir a espacios públicos se convierte en una responsabilidad compartida, pues para ello se crearon y capacitaron a quienes harían el trabajo de vigilar que el orden público se mantenga en la línea de lo deseable, para que cada persona transite con la confianza puesta en que su integridad está garantizada.

Sin embargo, la inseguridad avanza a pasos agigantados porque las delincuencias cada día van sofisticando sus métodos de cometer sus fechorías, y quienes las padecemos cada vez contamos con menos recursos para una defensa personal, y peor cuando quienes tendrían que entrar en esa defensa prefieren aliarse con los malos, y desproteger a los buenos.

En la incursión del crimen organizado en la vida común de la ciudadanía, se empiezan a entrelazar intereses económicos entre todos los sectores sociales, algunos por mezquindad, otros por sobrevivencia y unos más por el poder; la tranquilidad está sometida a estas voluntades e intereses, donde el Estado cada vez se aleja más de sus responsabilidades de ser el protector legal, porque así lo comandan las leyes, y político, porque han sido elegidos por el pueblo.

La sensación de desamparo y vulnerabilidad la padecemos mucho más las mujeres de todas las edades; las desapariciones, violencias y feminicidios están a la orden del día. El incremento en estos flagelos, aparte de la incertidumbre generalizada que se expande a toda la ciudadanía, trae dolor y desesperanza para las familias de las jóvenes desaparecidas o asesinadas. En este sentido, se torna urgente que Colima se declare en estado de emergencia, pues tres asesinatos y dos mujeres heridas en un día, que no se sabe han fallecido, sería motivo más que suficiente y sumamente necesario para ello.