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¿Tersa transición?



AGUSTÍN BENÍTEZ OCHOA


Miércoles 24 de Julio de 2024 8:08 am


La doctora Claudia Sheinbaum terminó de dar a conocer su gabinete para el próximo periodo de gobierno. Y como era de esperarse, la virtual presidenta electa continuó con criterios de selección convenientes para la sociedad en general; es decir, se dio prioridad a características de continuidad en el proyecto, equidad de género y, juventud y conocimiento en los temas correspondientes.

El equipo de trabajo para el próximo sexenio ha sido recibido por diferentes sectores de la población con agrado y sin grandes intentos de rechazo. Tan es así que asociaciones de empresarios, líderes sindicales, académicos, obreros y otras agrupaciones en general aprueban tácitamente la selección realizada. Parece el momento oportuno de darle a la Dra. Sheinbaum no el beneficio de la duda, sino la certeza de nuestra confianza.

En otro tema, hace unos días el presidente López Obrador habló de una transición tersa haciendo referencia al proceso de cambio de gobierno. Tal concepto parece realista; sin embargo, los opositores al proyecto de país de la llamada 4T no han abandonado su intención de descarrilar tal proceso, utilizando para lograr su propósito poner algunas piedras, o mejor dicho verdaderas rocas de necedad, en el curso de lo que pudieran ser aguas tranquilas. Ya sea a través de impugnaciones al proceso electoral, donde pretenden contar con sus aliados en el Poder Judicial; o discutiendo en el Congreso una supuesta sobrerrepresentación también buscando el cobijo de personajes muy alejados de lo impoluto, cuando la asignación de curules se conformó de acuerdo a las reglas impuestas en su momento por los llamados partidos de oposición, pero además, reglas que dichos partidos se negaron a modificar y de las que ahora reniegan y se rasgan las vestiduras hablando de injusticias…ver para creer.

Les queda un último refugio: la discusión de una eventual (pero casi inminente) reforma judicial. Es vergonzoso ver a la ministra Piña casi suplicante en demanda de diálogo; a los defensores de sus privilegios argumentando a favor de que éstos se respeten; o a los nuevos sabelotodo tratando de justificar lo injustificable. De algo hay que sujetarse, no importa lo ardiente que esté el clavo.

“Algo huele mal en Dinamarca”, o por lo menos algo se está soslayando, un tema de gran importancia: la elección presidencial en los Estados Unidos.

La decisión del presidente Biden y su inevitable sustitución como candidato del Partido Demócrata es de gran relevancia para México. No verlo así sería tocar de cerca la estulticia.

Es obvio que en los dos escenarios posibles el Gobierno de México tendría que caminar con pies de plomo; no es fácil confiar en quien nunca ha sido confiable. Pero uno de los dos resultados podría resultar menos perjudicial para el país. Dos presidentes mexicanos han convivido políticamente con Donald Trump también como presidente. A uno de ellos lo menospreció, lo maltrató y, olímpicamente, lo ignoró. Al otro lo trató con más respeto, pero quizá con la misma prepotencia. Las pretensiones de campaña de tal personaje son amenazantes para millones de mexicanos. De la otra opción poco podemos saber por el momento, pero la inmigración mexicana hacia el sueño americano nunca será bien tratada, eso es seguro.

 

abtezok@gmail.com