Protección en el deporte
JUEVES POLÍTICO
Jueves 01 de Agosto de 2024 8:47 am
EL deporte, con su promesa de gloria y superación, fue
manchado por uno de los escándalos más graves de abuso sexual en la historia
reciente. Simone Biles, una de las gimnastas más laureadas del mundo, fue una
de las víctimas de Larry Nassar, exmédico de la Federación de Gimnasia de
Estados Unidos, quien abusó de cientos de gimnastas bajo el pretexto de
tratamientos médicos. La investigación del FBI sobre Nassar, que comenzó en julio
de 2015, fue torpe y negligente, permitiendo que Nassar continuara abusando de
víctimas durante más de un año. No fue hasta septiembre de 2015 que el FBI
abrió formalmente una investigación y no documentó una entrevista con una
víctima hasta febrero de 2017. El 15 de septiembre de 2021, en su declaración ante un
comité del Senado de Estados Unidos, Biles expresó su deseo de que otros
jóvenes deportistas no tengan que sufrir el “horror” que ella y cientos de
gimnastas soportaron. Biles no solo culpó a Nassar, sino también al sistema que
permitió y perpetuó el abuso, señalando a USA Gymnastics, al Comité Olímpico y
Paralímpico de Estados Unidos y al FBI. La admisión del director del FBI,
Christopher Wray, sobre la negligencia de la agencia y la subsecuente disculpa
no fueron, no son ni serán suficientes. Las víctimas merecen justicia, y el
sistema debe ser reformado para evitar que algo así vuelva a suceder. Este escándalo en Estados Unidos resuena profundamente en
México, donde también hay casos de atletas de alto rendimiento que han
denunciado abusos sexuales, psicológicos y físicos. En 2001, la clavadista Azul
Almazán, hizo públicas sus denuncias contra su entrenador, Francisco Rueda,
acusándolo de acoso y abusos sexuales cuando ella era menor de edad. En 2022,
su caso volvió a resonar cuando se estrenó la película La Caída, protagonizada
por Karla Souza. En 2004, Francisco Rueda fue acusado de violación por parte de
la exclavadista Laura Sánchez y la Federación Mexicana de Natación lo
inhabilitó de por vida. Así como Azul Almazán y Laura Sánchez, la atleta Paola
Morán y la nadadora Ana Becerra denunciaron abusos psicológicos, físicos y
sexuales por parte de sus entrenadores, Francisco López y Sergio Macías,
respectivamente. Estos casos llevaron a investigaciones y expulsiones, pero
también destacan una problemática sistemática en el deporte mexicano. Para evitar abusos, se deben implementar medidas conjuntas
entre autoridades, padres de familia y la sociedad. Las autoridades deben
implementar políticas claras, capacitar a entrenadores, establecer canales de
denuncia y realizar investigaciones exhaustivas. Los padres de familia deben
mantener una comunicación abierta con sus hijos y apoyarlos si denuncian
abusos. La sociedad debe fomentar una cultura de respeto, educar sobre los
signos de abuso y apoyar a las víctimas. La protección de los jóvenes atletas debe ser una
prioridad. No podemos permitir que el talento y los sueños de los deportistas
sean destruidos por la negligencia y el abuso. Es responsabilidad de todos
garantizar un entorno seguro y de apoyo para aquellos que persiguen la grandeza
en el deporte. No tan
uniforme ES difícil esperar que temas de tal importancia sean
abordados de manera eficiente, si algo tan simple como una común resolución
sobre el uniforme deportivo causa tanta controversia, al punto de aplicar
multas a atletas femeninas que no portan la “debida” vestimenta, justificando
esta sinrazón bajo el umbral de la normativa añeja que ha perdido practicidad
con el paso de los años, aunque no quiera reconocerse así. Si la regulación de uniformes, aparentemente, en
competencias deportivas busca brindar comodidad a quienes las practican, es
discordante el nulo seguimiento que se da a quejas por parte de las mismas que,
al entrenar ciertas disciplinas, prefieren llevar prendas similares a las de
sus colegas masculinos. Tal fue el caso de atletas noruegas demandadas en 2021 por
rehusarse a competir con el diminuto atuendo de rigor que se les exige en
voleibol playero, y que por cierto es diferente al de los hombres que lo
practican. Al resolver jugar vistiendo pantalones exactamente iguales a los del
equipo varonil, y no con bikini, la Federación Europea de Voleibol les consignó
una multa individual por 150 euros por motivos poco precisos, pobremente
fundamentados ante cuestiones de practicidad. Derivados de la multa al equipo femenil (que hasta la
cantante Pink se ofreció a pagar, considerándola sexista públicamente), se han
ido tomando medidas más notorias y, aunque lento, han avanzado en combatir la
sexualización de las mujeres en distintas disciplinas, prolongada por décadas. Durante los Juegos Olímpicos 2024 en París, donde se dio a
conocer que Japón dispuso de uniformes que absorben la luz infrarroja, teniendo
como objetivo evitar fotografías ilícitas que se toman sacando ventaja de
prendas que pueden transparentarse. La marca Mizuno, a cargo de la vestimenta
para el evento olímpico, trabajó con composiciones textiles que brindan mayor
seguridad a atletas de su delegación. Si se aborda desde una postura consciente y abierta ante
los parámetros establecidos, raya en la arbitrariedad el hecho de que las
reglas de la federación establezcan que las atletas compitan en bikini,
pidiendo ajuste ceñido, exponiendo la parte superior de las piernas y con un
ancho lateral no mayor a 10 centímetros, mientras los varones compiten en
cómodos shorts. La
penitencia alimenticia En una utopía, exigir los derechos de los infantes ante sus
padres sería un chiste, pues todos estarían en el entendido de cumplir con sus
obligaciones; pero como esto no lo es, nos encontramos con una realidad en la
que, según el Inegi, tres de cada cuatro hijos de padres separados no reciben
la pensión alimenticia. Cuando esta situación se presenta, el tutor cuidador debe
meter una demanda, lo cual implica tiempo, esfuerzo y dinero para que sus hijos
obtengan sus derechos. En México, se entiende la pensión alimenticia como el apoyo
económico suficiente para cubrir sus necesidades (comida, vestido, habitación,
atención médica, educación, entre otras), aun cuando alguno de los padres no
resida en México. Las pensiones alimenticias pueden ser desde 15 hasta 30 por
ciento de los ingresos del deudor por cada hijo. Este porcentaje lo determina
un juez, quien considera las necesidades del acreedor y las posibilidades
económicas. Hablemos de la realidad, tomando como referencia un caso
básico: un deudor que declara el salario mínimo. El salario mínimo actual en
México es de 7 mil 468 pesos mensuales; 15 por ciento de ello es mil 120.2, y
es lo que debería recibir el acreedor. La canasta básica de una persona en
promedio es de 808 pesos, lo cual deja al infante con 312.2 para las otras
necesidades mencionadas. En esos 312 pesos no se considera si el infante
enferma o los servicios de cuidados que lleva la madre, los cuales
estadísticamente son más dejados a ellas. Como se ha mencionado, todo esto es una obligación que se
debe cumplir; sin embargo, hay quienes se creen un poco más listos y recurren a
ciertas estrategias para no cumplir con ello, como declarar insolvencia
económica, desempleo, o no declarar sus ingresos totales, dejando a sus hijos
desprotegidos y con la responsabilidad total al padre cuidador. De igual forma, la ley permite una reducción por un nuevo
matrimonio o por que el padre deudor tenga más hijos, esto para garantizar que
ambas familias vivan bien, aunque no asegura para nada la igualdad de
circunstancias para ambas familias. La
menstruación no es azul El tema de la menstruación sigue siendo tabú en muchos
lugares y esto lleva a la falta de educación adecuada, estigmatización y
barreras para el acceso a productos de higiene menstrual. Durante muchos años, los anuncios y materiales educativos
sobre la menstruación utilizaban el famoso líquido azul, en lugar de sangre
para demostrar la capacidad de absorción de los productos menstruales, pero
este enfoque tenía la intención de desviar la incomodidad y el estigma
asociados con la sangre menstrual; sin embargo, también prolongó la idea de que
la menstruación era algo sucio o vergonzoso que debía ser ocultado, cuando no
es así. Nos podemos dar cuenta cuando vemos que la mayor parte de
las investigaciones que han realizado los fabricantes para evaluar la absorción
de productos como compresas y tampones no ha sido con sangre menstrual, sino
con agua y soluciones salinas. Y fue hasta 2023 cuando se publicó la primera investigación
científica que ha evaluado la absorción de diferentes productos de higiene para
la menstruación con sangre humana; aunque no era menstrual, al menos se realizó
con sangre. La desinformación sobre la menstruación puede llevar a que
hombres (y personas en general) tengan varias ideas erróneas, como que la
menstruación es predecible o controlable; sin embargo, eso no es así, ya que el
ciclo de cada persona menstruante es completamente diferente, así como los
síntomas y duración. Incluso, por mucho tiempo, los hombre creían que la
menstruación era color azul, ya que así era representada en los anuncios; de
igual forma, no hay demasiados estudios sobre la menstruación, teniendo en
cuenta que aproximadamente 26 por ciento de la población mundial menstrúa, es
impresionante que el número de investigaciones clínicas sobre el tema sean
escasas, mientras que de otros temas existen miles y miles de trabajos de
investigación. Por dar un ejemplo sobre la desinformación que los tabúes
de la menstruación pueden ocasionar, es el caso de Sally Ride, que en 1983 se
convirtió en la primera mujer de EUA en viajar al espacio exterior, y durante
los preparativos para el viaje a la Estación Espacial Internacional, en la que
estaría durante 6 días, los ingenieros de la NASA le entregaron su kit de aseo,
con tampones, y le preguntaron: “¿Serán 100 suficientes?”.
Es sumamente importante fomentar la educación sobre la
menstruación tanto en hombres como en mujeres para romper con los estigmas y
crear una sociedad más comprensiva e informada.