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CRUDO Y SIN SAL



MANUEL AGUSTÍN TRUJILLO GUTIÉRREZ

Justicia ≠ Venganza


Jueves 12 de Septiembre de 2024 8:45 am


En un sistema de justicia ideal, el dictamen de un Consejo no podría verse alterado en beneficio de intereses de compadrazgo o familiares de uno de sus miembros; la lealtad de los magistrados sería con la Constitución, no con el político y familia que los promovió para llegar a su cargo; la resolución de un Tribunal sería apegada a la justicia, no al interés de quien tenga cientos de miles de pesos para comprarla; la resolución de un ministro procuraría resguardar el orden constitucional, no los intereses de los grupos de poder político y económico. Pero México no tiene un sistema ideal, sino lo contrario. Es por eso necesaria una profunda reforma al Poder Judicial, empero, no como la que nos están dando.

Sí, el Poder Judicial goza de jugosos salarios so pretexto de que los impartidores de justicia sean incorrompibles; sin embargo, se corrompen. Sí, existen fortísimos candados para que solo lo mejor de lo mejor llegue a juez, magistrado o ministro; sin embargo, si no eres parte de una red familiar, política o de compadrazgo, por muy capaz que seas, difícilmente entrarás. Sí, el Poder Judicial debe representar un contrapeso al Legislativo y Ejecutivo; sin embargo, los mecanismos gestados para regularlo son los mismos usados para someterlo, dando como resultado magistrados y ministros a la orden del poder.

Lo que se nos presenta ahora, más que una cita histórica con la justicia, sabe a venganza. Una reforma que, desde la austeridad, busca recortar salarios y pensiones para que no ganen más que el presidente, solo logrará que aquellos que eran susceptibles de corromperse, ahora serán más vulnerables a “Don Dinero” ;que en afán de abrir el Poder Judicial a todo aquel que pretenda ingresar en él, más que democratizarlo, corre el riesgo de volverlo inepto, incompetente, contradictorio y fanático; que pone posiciones clave a tómbolas y elecciones, sacrifica la capacidad, la calidad, la justicia y la inclusividad en aras de la popularidad y la ignorancia.

Si el compromiso del poder en verdad era con la justicia, la reforma hubiera atendido el origen de la impunidad, las fiscalías. Que esas sí, como en EUA se eligieran por la vía electoral, pero como son las fiscalías vehículos para ejercer el poder contra sus adversarios, esas sí no las quieren tocar. No hace falta ser pitonizo para darse cuenta que los vicios que arrastra nuestra democracia ahora serán contagiados al Poder Judicial. La transformación se trataba de dejar de ser perro no de cambiar de dueño.

Ya no queda más que esperar que donde está fallando la justicia humana, se haga presente la justicia divina.