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¿Somos independientes?



RUTH HOLTZ*


Viernes 13 de Septiembre de 2024 8:50 am


Todos los 16 de septiembre celebramos el día que se inició la lucha por la independencia y la libertad en México. Pero nos podemos preguntar si a nivel emocional somos libres e independientes. Quizá tenemos que conquistar en nosotros la verdadera independencia y ser valientes para ejercer realmente nuestra libertad.

En el enfoque psicoterapéutico, nos referimos frecuentemente a la independencia emocional como aquella capacidad de poder hacernos responsables de nosotros mismos, de nuestras reacciones emocionales, de las actitudes que deseamos tener ante la vida y de nuestra capacidad para amar sin anularnos en la excesiva y desproporcionada necesidad de que el otro nos esté demostrando que nos ama en todo y para todo.

Las personas dependientes suelen volverse como una sombra de quienes aman. Anulan su verdadera personalidad y la adaptan a la persona que aman, al grado que adoptan sus gustos y preferencias aunque les disgusten. Con tal de ser amadas, muchas personas renuncian a su vida. Aún con maltrato, pueden seguir allí. Eso es dependencia.

Lograr la independencia emocional, la capacidad para separarnos de los que amamos sin que ello nos llene de ansiedad, sin sentir que la otra persona nos va dejar de amar si no está pegada a nosotros es parte del desarrollo de una persona. Una etapa en la vida somos totalmente dependientes, de bebés, de niños y si esa etapa es cubierta razonablemente bien, es decir, con fallas, pero con una constante de atención, cariño y protección, entonces es más probable que el niño, la niña pueda sentirse segura para irse independizando conforme madura y crece.

Hay personas que parecen independientes porque hacen muchas cosas solos y tienen logros. Sin embargo, ser independiente es algo interno. Hay personas que no han conquistado realmente su independencia, sólo la han trasladado a otras cosas: los videojuegos, el trabajo, el cigarro, el alcohol, las mujeres, los coches, las amistades, etc.

Hay personas que no pueden pensar por sí mismas. Dependen de otras para que les den el visto bueno de todo. Es bueno saber reconocer nuestras limitaciones y errores, pero también no podemos ser como esponjas que absorben la forma de pensar de otro sin cuestionarla y valorar su validez para nuestra vida. Ser independientes mentalmente implica que somos capaces de pensar, creer y adoptar valores que dirigen nuestros pensamientos por nosotros mismos, sí enriqueciéndonos de otros, pero no reduciéndonos a cómo piensa alguien porque lo amo o porque le temo.

 

*Psicoterapeuta.

 

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