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INDICADOR POLÍTICO



CARLOS RAMÍREZ

Crisis de inseguridad


Jueves 26 de Septiembre de 2024 8:18 am


El tono, contenido y retórica del debate legislativo para aprobar en el Senado la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena se volvió a quedar en la superficie: un cuerpo de seguridad civil sin militarismo.

La discusión en las dos cámaras eludió las tres preguntas básicas sobre la dimensión real de la configuración del crimen organizado: ¿están conscientes los legisladores de la capacidad de organización, fuego y activismo violatorio de Derechos Humanos y reglas democráticas que demuestran las formaciones del crimen organizado en toda la República?; ¿son suficientes las reglas civiles que se crearon para proteger primero los derechos de los delincuentes, cuando las bandas criminales hoy matan sin piedad a civiles?; ¿han estado consciente en la oposición de que una organización de seguridad carecerá de capacidad de respuesta frente a la brutalidad de las bandas delictivas?

La respuesta es una: la alianza GN-Sedena es la última línea de defensa del Estado contra el avance de la criminalidad en violencia, poder político y destrucción de la gobernabilidad democrática.

En el debate se percibió un hecho que no pudo ser profundizado: la argumentación del Gobierno federal para fundamentar su propuesta se basa en casi los mismos tesis que tuvo el presidente Calderón en diciembre de 2006, para echar mano de las Fuerzas Armadas en un momento en que la criminalidad había ya rebasado y corrompido a las agrupaciones policiacas de los tres niveles de gobierno.

La decisión de crear la GN se basó en evidencias de corrupción de las diferentes policías federales, al grado de que el exsecretario de Seguridad Pública de Calderón está a punto de ser sentenciado posiblemente a cadena perpetua en EUA por complicidad con el narco. Una nueva policía civil hubiera nacido con los mismos errores y las mismas perversidades y corruptelas de las últimas, por lo que el presidente López Obrador tomó la decisión de que el nuevo cuerpo de seguridad interna debería ser algo más que una policía con limitaciones y perversiones civiles.

La clave de la reorganización de la GN en la Sedena se localiza en la estrategia de seguridad nacional que defina la presidenta Sheinbaum para darle funcionalidad a la nueva estructura de la agrupación.

El otro punto decisivo radica en lo que está a la vista de todos, pero fue soslayado de manera irresponsable por la oposición en el Congreso: el crimen organizado no quiere solo robar al ciudadano, busca sustituir al Estado sus funciones de defensa de la sociedad.

La batalla es entre el crimen organizado y el Estado nacional democrático.

Política para dummies:lla política es fin y no pretexto.