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De todo, como en botica



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Martes 01 de Octubre de 2024 8:18 am


Todo está listo para arrancar la siguiente etapa y los espacios ya están prácticamente ocupados; tanto en la nueva administración comandada por Claudia Sheinbaum como en Morena, donde sin pudor alguno se repartieron el pastel completo. Eso sí, solo entre amigos, parientes cercanos, y uno que otro fuera de rango, pero igualmente incondicional.

La reciente asamblea de Morena para elegir a su nueva dirigencia solo deja al descubierto la manipulación, simulación y corrupción de la que echaron mano para llevar a cabo dicho evento. El hecho de que hubiera “planilla única” muestra la planeación con que se llevó a cabo la selección.

Luisa María Alcalde, exsecretaria de Gobernación, hija de Bertha Luján y Aturo Alcalde, y hermana de Bertha Alcalde Lujan, actual directora general del Issste, quien no siempre se distinguió por un eficiente desempeño en la función pública, dejando asuntos inconclusos, como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ahora ostenta el cargo de presidenta nacional del partido mayoritario.

Como todas personalidad que ha asumido ese cargo (y ya es costumbre), toda actividad que desarrolle será la que emane de Palacio, de manera vertical, ignorando las demandas que de manera horizontal lleguen desde la militancia; hombres y mujeres que sustentan el partido y que llevaron a Palacio a la presidenta entrante.

Si bien el presidente de un partido es quien lleva la mayor autoridad y toma de decisiones, existe en los comités ejecutivos un cargo que, desde mi punto de vista, es más importante: la Secretaría de Organización. Desde ese lugar se tiene control de los padrones de afiliados, se generan las políticas a desarrollar en estados y municipios, y se sopesan las correlaciones de fuerzas para cualquier actividad donde es importante que exista mayoría.

Cierto que la promoción para la Secretaría General de Morena estaba dirigida al hijo del presidente saliente, Andy López Beltrán, pero también se sospechaba que era un distractor, pues la función más importante de la Secretaría General es representar a la presidenta en situaciones de ausencia (circunstancia que muy poco sucede), elaborar actas y seguimiento a los compromisos emanados de las reuniones del CEN, u otros eventos de menor importancia.

Así, como en botica, hubo de todo y se desatoraron pendientes. La nueva presidenta llega a Palacio con asuntos de tipo operativos resueltos, pero todavía con grandes huesos que roer, como el asunto de los 43 estudiantes, la inseguridad, el combate a la corrupción, completar la reforma judicial y un pueblo dudoso hacia un gobierno que prometió mucho y cumplió a medias.