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INDICADOR POLÍTICO



CARLOS RAMÍREZ

Acabó rebelión judicial


Lunes 14 de Octubre de 2024 7:56 am


Luego de encabezar una batalla política contra la facultad constitucional de Legislativo para modificar la Carta Magna, finalmente la facción de la ministra presidenta Norma Piña no pudo imponer su modelo de Suprema Corte basado en las experiencias priistas. El fin de semana se impuso la cordura jurídica y el Consejo de Ministros aceptó la reforma de López Obrador.

La ministra presidenta llevó el conflicto entre Poderes hasta la orilla del abismo: la posibilidad de una ruptura constitucional ante la rebelión de los togados contra la reforma que va a cambiar el modo de elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Hasta ahora los ministros eran designados a propuesta presidencial y aprobados por la mayoría calificada del Senado, y el domingo comenzó el proceso para que sean electos por voto popular ciudadano.

Hacia finales de la semana pasada, la ministra presidenta se apersonó en el territorio político del Senado para una ceremonia institucional y ahí le dejó el mensaje de que su bloque conservador del Poder Judicial ya nada podía hacer para frenar la reforma y también por esas horas la ministra presidenta perdió una votación en el Consejo de la Judicatura para entregar la lista de cargos disponibles para ser votados.

La ministra Piña Hernández fue empujada a tratar de construir una oposición judicial contra la reforma y realizó todo tipo de maniobras hasta llevar la decisión al abismo de la ruptura: si no aceptaba la reforma podría ser destituida por el Poder Legislativo debido a su comportamiento de desacato.

La presencia de la ministra presidenta Piña Hernández en el Senado sonriente junto al senador presidente Gerardo Fernández Noroña mostró que la batalla de la ministra presidenta y sus siete escuderos del viejo régimen priista-panista ya no tenía razón de existir.

Lo que viene ahora es la parte más importante de la reforma: la funcionalidad de un Poder Judicial votado en las urnas y organizado no en función del modelo tradicional de la meritocracia jurídica.

Para evitar los optimismos, es posible suponer un proceso mínimo de 5 años para que el modelo de elección de juzgadores comience ya a asentarse en una estructura del derecho, pero harán falta algunos años más de esos 5 para que se redacten leyes compatibles con los juzgadores electos.

La batalla por un nuevo Poder Judicial apenas comienza.

Política para dummies: la política debe atender las necesidades de la sociedad, no los intereses de los políticos.