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HORACIO ARCHUNDIA

Lo que mal empieza...


Lunes 14 de Octubre de 2024 7:57 am


Griselda Martínez ganó la presidencia municipal hace 6 años gracias a los votos que el expresidente, Andrés Manuel López Obrador, les dio a cientos de candidatos en todo el país. La, desde mañana, exalcaldesa había sido una líder social siempre de la izquierda, y había destacado por su carácter y sus críticas duras a las autoridades y a muchos políticos del extinto régimen hoy denominado “prianato”. Griselda era una destacada activista social y gozaba de cierto prestigio en la política regional.

Y cuando todos creíamos que haría una política acorde a sus constantes señalamientos contra las anteriores autoridades, dio la gran sorpresa: se convirtió en una gobernante intransigente y conflictiva que acabó dividiendo a los ciudadanos, metiéndose en mil problemas, y convirtiéndose en una cacica implacable. 3 años como presidente municipal peleando con todo mundo, confrontando a todos, ofendiendo, calumniando, denostando, descalificando, la revelaron como una política llena de resentimientos.

Con todo y eso, y pese a que las encuestas la colocaban en segundo lugar, en la elección del 2021 volvió a ganar, beneficiada entonces por la popularidad de quien hoy es gobernadora, Indira Vizcaíno, y otra vez por las siglas y el respaldo del presidente. Al frente del ayuntamiento otra vez, su despotismo y abusos (cobros excesivos de agua y predial, amenazas de embargos y despojos de viviendas, malos tratos contra todos, ofensas hasta con los más necesitados) se multiplicaron. Entonces los manzanillenses la repudiaron, resultando derrotada brutalmente por su contrincante como candidata al Senado.

Griselda deja una administración que se suponía era ejemplo de limpieza y de mesura en el manejo del gasto público, como ella y su corte de zalameros presumían. Deja algunas obras de mejoramiento del centro histórico y en algunas colonias, y deja también el territorio municipal hecho pedazos en calles, carreteras y caminos.

Deja un conflicto severísimo de inseguridad, a pesar de todo lo que presumió por 6 años. También, a pesar de lo que ella, sus voceros y sus empleados han propalado siempre, deja muchas dudas al cerrar su mandato.

La opacidad, la falta de transparencia y la negación para entregar a los nuevos funcionarios las cuentas claras que ella exigió a sus antecesores, levantan sospechas que se acrecientan cuando los manzanillenses nos enteramos de que, de manera ilícita, su cabildo autorizó más de 25 millones de pesos para regalarse con dinero público no presupuestado, un “bono de supervivencia”, porque van a quedar “en el desamparo”, como alegó una regidora que regresó el bono, avergonzada de su indigno proceder, olvidando que el que regresa lo robado no deja de ser ladrón.

Envuelta en el escándalo, en el que pasó estos 6 años grises y oscuros para Manzanillo, se va de la alcaldía Griselda Martínez, cuyo futuro político, por cierto, no está acabado como muchos creen.

Porque estamos convencidos de que seguirá en la política con posibilidades reales de volver a los cargos de elección. Habrá que ver por qué siglas y hacia dónde, pero si bien Griselda termina mal, como empezó (confirmando aquello de que lo que mal empieza, mal acaba), no se va del todo y seguirá bregando.

Habrá que seguirle los pasos y ver cuántos de los que durante 6 años recibieron jugosas recompensas por los elogios, le sostienen el “cariño”.

Por ahora, Manzanillo empieza a verse despejado, optimista, menos gris.

Por hoy, buen día.