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INDICADOR POLÍTICO



CARLOS RAMÍREZ

Víctima de seguridad de EUA


Viernes 18 de Octubre de 2024 8:17 am


Genaro García Luna quedó atrapado en una pinza que perfila con claridad la mano de la estructura de inteligencia y seguridad nacional de EUA. Si el funcionario tenía un prontuario de irregularidades locales, la acusación de haber recibido dinero del Cártel de Sinaloa nunca se pudo probar, pero fue parte de una estrategia de Washington para retomar el control de la seguridad mexicana.

A García Luna le tocó operar la decisión de la Iniciativa Mérida a través de la cual el presidente Calderón entregó la soberanía mexicana en seguridad al Gobierno estadounidense y ese programa duró hasta que López Obrador y Marcelo Ebrard lo suspendieron para entrar al Acuerdo Bicentenario, donde Washington se vio obligado a subordinarse a los precarios intereses nacionales mexicanos.

La implementación de la Iniciativa Mérida llevó a una estricta supervisión estadounidense de la estructura mexicana de seguridad, de manera sobresaliente sobre García Luna y la Policía Federal, y en este contexto se localiza la declaración a posteriori de la embajadora estadounidense en México, Roberta Jacobson, publicada en Proceso: “conocíamos las andanzas de García Luna, pero teníamos que trabajar con él”.

Los arrestos, juicios y sentencias de ciudadanos y funcionarios mexicanos en cortes de EUA nada tienen que ver con la justicia ni con la lucha contra el narcotráfico; forman parte de un mecanismo de propaganda política para que el Gobierno estadounidense eluda su responsabilidad directa en la producción de droga fuera de EUA, su ingreso a territorio estadounidense a través de la corrupción de funcionarios fronterizos y su distribución sin objeciones judiciales dentro del territorio mexicano.

El último reporte del Departamento de Seguridad Interior de la Casa Blanca resume la crisis del narcotráfico en EUA en una frase: las estructuras del narco mexicano satisfacen las necesidades de droga de los adictos estadounidenses. En ese contexto, lo que EUA pareciera tener en mente no es combatir y erradicar el flagelo de la droga, sino tener el control de producción y distribución transnacional y dentro del territorio americano para beneficiar a sus adictos, y sobre todo, en el lavado de dinero que mantiene en funcionamiento el sistema financiero estadounidense.

García Luna fue elogiado sobremanera por todas las agencias de seguridad que trabajaron con él mientras fue encargado del área de seguridad del gobierno de Calderón, e inclusive ya como exsecretario de seguridad el exfuncionario pudo seguir explotando sus relaciones con los titulares de toda la comunidad de seguridad estadounidense, hasta que se elaboró un expediente sobre su supuesta vinculación con el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán. García Luna tuvo la mala la suerte de quedar atrapado en el ambiente político de confrontación México-EUA por el caso del general Cienfuegos, la terminación de la Iniciativa Mérida y el establecimiento de estrictas reglas de control de todos los servicios de inteligencia y seguridad nacional americanos que operaban en México como Pedro por su casa y nunca respetaban la autoridad de su anfitrión.

El expediente judicial general de García Luna tiene elementos suficientes para llevarlo a tribunales mexicanos; el dossier americano nunca pudo probar lo del Cártel de Sinaloa, pero la estructura judicial americana sigue respondiendo a los intereses de seguridad nacional de Washington.

Política para dummies: la política da y la política quita y el Diablo se desquita.