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Día Mundial del Ahorro de Energía



LUNES POLÍTICO


Lunes 21 de Octubre de 2024 10:23 am


El constante aumento de la temperatura media global y la frecuencia de las sequías son estragos (y prueba fehaciente) del cambio climático. Existen varios factores que contribuyen a acrecentar la problemática; sin embargo, al conmemorarse hoy el Día Mundial del Ahorro de Energía, valdría ahondar en los beneficios que tal acción genera con relación al combate al cambio climático.

La quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) es la principal causa del cambio climático, ya que produce más de 75 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, según cifras de la ONU. La mayor parte de la energía que se consume proviene de estos combustibles. Al producirse, se liberan gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, que se acumulan en la atmósfera y aceleran el calentamiento global, impactando como consecuencia en el cambio climático.

En México, con el objetivo de generar información estadística que permita conocer los patrones de consumo energético de las viviendas, el Inegi llevó a cabo en 2018 la Encuesta Nacional sobre Consumo de Energéticos en Viviendas Particulares, misma que arrojó que, ese año, en 45 por ciento de las viviendas en localidades urbanas, utilizaban ventiladores, mientras que en las rurales este dato fue de 41 por ciento. En total se contabilizaron 7 millones de equipos de aire acondicionado en uso en viviendas particulares en el país. La mayoría reportó usarlos de 5 a 9 horas por día.

De eso han pasado 6 años, en los que la temperatura ha incrementado. En 2018, Colima registró una temperatura máxima de 35.4°; en 2024, alcanzó los 36.5°. A nivel nacional, el panorama no es mejor. La temperatura máxima promedio se observó en mayo, en ambos años, pasando de 33.3° a 35.5°. ¿Cuánto habrá aumentado también el uso solamente de ventiladores y aire acondicionado?

Aunque, debido a la magnitud de los datos que deben ser recabados para un estudio así, Inegi no ha actualizado las cifras desde 2018, por deducción, si las cifras hace 6 años eran poco favorables, ahora llegaron a niveles agobiantes, sin mencionar el uso de energía durante la pandemia por Covid-19, donde por ejemplo, computadores y celulares se convirtieron en herramienta principal de trabajo y escuela.

Contribuir a la lucha contra el cambio climático requiere medidas de ahorro de energía, como uso de bombillas LED o ahorradoras, desconectar aparatos que no se estén usando, aprovechar la luz solar, y comenzar a utilizar energías renovables. Al ahorrar, no solo se reduce el costo de la energía para las familias, también se minimiza el impacto ambiental y la emisión de carbono.

 

Revisión con lupa

 

Transcurridos apenas unos días de su administración, el alcalde de Colima, Riult Rivera Gutiérrez, alertó sobre la comisión de posibles irregularidades por parte de la administración anterior, sobre todo en las áreas de Oficialía Mayor y la Tesorería, dos de las más importantes en el Ayuntamiento.

Señala el presidente que hay renuencia por parte de quienes concluyeron su encargo, al momento de transparentar la información y proporcionar todos los requisitos de acceso a los servidores públicos entrantes, lo que genera suspicacias sobre el estado de tales departamentos.

Parece que esos obstáculos se están presentando en varias administraciones municipales, sobre todo aquellas donde la máxima autoridad cambia de filiación política. En el resto, al existir continuidad partidista, seguramente hay acuerdos tácitos.

Estas primeras semanas resultan claves para la revisión exhaustiva del estado que guardan las administraciones municipales, toda vez que las omisiones al momento de recibir estados financieros, plantillas laborales e inventarios, representarían un mal comienzo que puede generar complicaciones más adelante.

Riult Rivera denunció posibles retrasos y complicaciones en el proceso de entrega-recepción, si estas son graves u ocultan vicios mayores, corresponderá al presidente municipal capitalino interponer las denuncias y buscar que se sancionen las irregularidades.

Por el momento, las resistencias de los funcionarios salientes no alteraron el trabajo y la prestación de los servicios, principalmente en lo que corresponde a la recolección de basura, donde al parecer se presentaron contratiempos durante la transmisión de funciones.

En el caso de los recursos financieros, un área delicada de la administración municipal, el gobierno entrante tendrá que realizar un exhaustivo análisis para evitar sorpresas que posteriormente ahoguen la operatividad del Ayuntamiento y su posibilidad de atender las demandas de la sociedad.

Lo mismo aplica para la revisión de la plantilla laboral, pues ya es casi una tradición que las alcaldesas o alcaldes que terminan un periodo, premien a muchos de sus incondicionales con basificaciones inmerecidas, lo que abulta la nómina y limita la conformación de equipos de trabajo.

Los nuevos gobernantes, incluyendo a Riult Rivera, deberán hacer lo necesario para fortalecer sus administraciones, pues son muchas las insuficiencias y áreas por mejorar, eso se nota en el mal estado de la infraestructura de las ciudades.

Las inercias, la continuidad de malas prácticas y los acuerdos bajo la mesa son inaceptables, si quienes rindieron protesta el 15 de octubre pretenden hacer bien las cosas y superar a sus antecesores. Con algunas excepciones, las administraciones que recién terminaron se distinguieron por su mediocridad e incapacidad para atender las problemáticas comunes. Ese es el reto que debe atenderse.

 

Colima, un mejor panorama

 

Constantemente se habló durante este mes, considerado como Mes Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, sobre la importancia de la prevención y la necesidad de volver accesible su tratamiento, al ser el tipo de cáncer más común y principal causa de mortalidad en mujeres de todo el mundo.

A razón de la conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, el 19 de octubre pasado, tanto la administración pública a nivel federal, estatal y municipal, como el sector privado, llevaron a cabo desde inicios de este mes campañas de difusión, colectas, actividades con causa y facilidades para llevar a cabo mamografías como medida previsora.

El cáncer de mama aqueja a una parte importante del sector femenino a nivel mundial, y a nivel estatal particularmente, durante 2022 era una consigna a atender con urgencia, esto debido a que el Inegi ubicó al estado con la tasa más alta de incidencia de cáncer de mama, con 165.87 casos por cada 100 mil mujeres, según las estadísticas a propósito del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama.

El estudio emitido este año muestra también que, cotejando las cifras de 2022 y 2023, los registros de fallecimientos por este motivo tuvieron un notable decremento. En 2022, al considerar únicamente a las mujeres de 20 años en adelante, Colima presentó un alto número de defunciones por cáncer de mama por cada 100 mil mujeres, con una tasa de 22.77, solo por debajo de Ciudad de México, Nuevo León y Chihuahua.

Durante 2023, en cambio, Colima pasó del puesto número 4 al 6, con una menor tasa de decesos, pasando de 22.7 en 2022, a 21.9 en 2023, por cada 100 mil mujeres. Esto habla de una labor constante a distintos niveles para reforzar la prevención y exhortar a las colimenses a adoptar conductas saludables como ejercitarse y llevar a una alimentación balanceada, evitar (o al menos reducir) el consumo de tabaco y alcohol, y realizar chequeos anuales que facilitan la oportuna detección.

Las cifras hablan por sí mismas; tanto en el ámbito preventivo como en el combativo, el sector público y privado han contribuido a mejorar el panorama para erradicar este padecimiento desde su fase temprana, y para que quienes luchan aún contra él no tengan que emprender una doble odisea: contra el cáncer de mama y el inasequible tratamiento.

 

Todos pierden

 

EL conflicto en Medio Oriente, que parece no tener fin, ha alcanzado un nuevo nivel de destrucción desde el 17 de septiembre de 2024, con el recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y el Líbano. Aunque el enfoque mediático suele centrarse en los ataques militares y las declaraciones de los líderes, lo que a menudo se pasa por alto es el impacto devastador en los servicios esenciales, especialmente en el sector salud, dejando una estela de víctimas entre los más vulnerables: civiles y trabajadores de salud.

Hasta el pasado 16 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había registrado 23 ataques contra instalaciones y medios de transporte sanitarios en Líbano, con un saldo de 72 muertos y 43 heridos, entre los que se incluyen médicos y pacientes.

Los hospitales en el país, que ya estaban sometidos a una presión considerable, enfrentan ahora un colapso sin precedentes. De los 207 centros de atención primaria en las zonas de conflicto, 100 han cerrado, y 10 hospitales han sido evacuados, lo que agrava la situación de los pacientes más críticos, como los enfermos de cáncer y aquellos que necesitan diálisis.

El llamado de la Organización Mundial de la Salud para detener los ataques y permitir la entrega de ayuda humanitaria es urgente. Además, las restricciones de vuelo impuestas por la escalada militar dificultan el acceso a los insumos necesarios para sostener el frágil sistema de salud libanés.

La respuesta internacional ha sido condenar la violencia y pedir una desescalada. Sin embargo, los llamados a un alto el fuego se han visto frustrados, especialmente tras el asesinato del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, lo que ha congelado cualquier intento de negociación. Israel, por su parte, continúa su invasión terrestre en el sur de Líbano, intensificado el éxodo de civiles, sumando aún más desplazados a una región que ya se tambalea bajo el peso de la guerra, mientras Hezbolá responde con el lanzamiento de cohetes.

Con más de 2 mil 400 muertos y 11 mil 500 heridos hasta el momento, la pregunta inevitable es si puede haber un “ganador” en este conflicto. La realidad es que todos pierden. No solo las vidas humanas, sino la infraestructura crítica, los servicios de salud y la estabilidad de una región entera están siendo sacrificados.

Este conflicto, como tantos otros en la historia del Medio Oriente, demuestra que no hay ganancia en la destrucción. Aunque las tácticas militares dominan los titulares, el verdadero costo recae sobre las personas comunes, atrapadas en una guerra que no han elegido, pero que las devasta.

El fracaso en detener la espiral de violencia pone en duda la capacidad de la comunidad internacional para intervenir de manera efectiva y resguardar los principios más básicos de humanidad en medio de la guerra. ¿Puede haber un ganador en esta afrenta si todos pierden algo?