INDICADOR POLÍTICO
CARLOS RAMÍREZ
Claudia: forjar su hegemonía
Viernes 25 de Octubre de 2024 8:25 am
Todo presidente de la República arranca su sexenio con una
prioridad fundamental: construir su hegemonía sobre el grupo dominante de su
antecesor, sin que necesariamente signifique alguna ruptura. Y todo titular se encuentra con dos bloques de poder al interior
del colectivo político que ganó las elecciones: el del presidente saliente y el
de los precandidatos y candidatos que perdieron las elecciones internas dentro
del partido. En realidad, no se trata de una ruptura del nuevo bloque
gobernante, sino de la construcción de la dirección política de la hegemonía
del sucesor. En este punto se encuentra Claudia Sheinbaum: definir con
energía su línea de mando sobre toda la coalición de grupos dominantes, sin
necesariamente salirse del carril de la 4T. Por ejemplo, tomó una decisión que
iba a mandar mensajes de fondo a la comunidad de inversionistas al reunirse con
Carlos Slim Helú y su influencia empresarial, y al mismo tiempo con el
presidente del Consejo coordinador empresarial, Francisco Cervantes, pero justo
en el momento en que el sector político-legislativo estallaba una carga
submarina de alta letalidad política con la ruptura adelantada del concepto de
supremacía constitucional, por sus efectos en el Estado de derecho al trasladar
el poder de la Carta Magna al Legislativo, arrebatándoselo al Judicial. Aunque ya tenían ganada la batalla, los liderazgos
legislativos de Morena se movieron más en los tiempos y preocupaciones de
Obrador para terminar de liquidar la fuerza política del Judicial en la
estructura constitucional, y con indicios que se notaron en la cara de sorpresa
de Sheinbaum, al intentar explicar las razones de una iniciativa de ley que en
principio iba a destruir toda la política constitucional de Derechos Humanos. En estos 24 primeros días de Gobierno, en la escena
política todavía no se percibe una línea enérgica de mando por parte de
Sheinbaum, y la autonomía relativa de los liderazgos legislativos de Morena
están más acomodados a la agenda política de la decisión expresidencial de
consolidar una reforma que ya se aprobó y cuya viabilidad va a depender de los
tiempos políticos de Sheinbaum. El debate sobre la supremacía constitucional, aunque fue
restringido en ajustes de última hora, va a definir el modelo de
sistema/régimen/estado/Constitución de la presidenta Claudia Sheinbaum para los
largos 6 años de su Gobierno, que todavía ni siquiera llega al primer mes. Lo
ocurrido en los últimos 7 días no deja ver con claridad que la agenda de la
reorganización constitucional del poder sexenal pudiera estar en Palacio
Nacional o con indicios claros de que los tiempos de amarres del poder
presidencial sean los de la presidenta y no los de los titulares de los cargos
legislativos que debieran estar subordinados sin distracciones a los ritmos
presidenciales. El problema no radica en que la presidenta Claudia
Sheinbaum pudiera tener otro proyecto presidencial, sino que se trata del mismo
que dejó como legado Andrés Manuel López Obrador, pero que los tiempos
operativos revelan indicios de que a la presidenta entrante le está costando
esfuerzos tomar en su puño los hilos del poder.
Política para dummies: la política es de quien la trabaja
para su proyecto, no para el que ya se fue.