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INNOVEMOS ALGO ¡YA!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Mi querido enemigo


Viernes 25 de Octubre de 2024 8:23 am


A veces, el peligro más grande no acecha en calles oscuras ni en lugares desconocidos, sino que duerme a nuestro lado, come en nuestra mesa y conoce nuestras más profundas vulnerabilidades. Sí, ese querido enemigo, como en un cruel juego de ironías, puede ser quien dice amarnos mientras drena lentamente nuestra energía vital.

Los narcisistas, vampiros emocionales expertos en el arte del engaño, son maestros en tejer telarañas de manipulación tan sutiles que, cuando nos damos cuenta, ya estamos atrapados en su red. Al principio son príncipes encantadores o sirenas de voz delicada, pero poco a poco se transforman en nuestros hirientes y más íntimos verdugos.

La cárcel más grande del mundo no tiene barrotes de hierro ni muros de concreto. Es un lugar que no conoce la paz del hogar, donde se le dice amor a algo que se ha convertido en control, donde el respeto ha sido reemplazado por la manipulación y donde la tranquilidad es solo un anhelo que ahora se dibuja lejano.

Los queridos enemigos son expertos del juego emocional y tienen un manual invisible: primero te idealizan, luego te devalúan, y finalmente te descartan, solo para volver a comenzar el ciclo si les permites regresar. Son como cocineros malvados que, en lugar de nutrir, envenenan sistemáticamente las raíces de tu autoestima.

En su presencia, la realidad se distorsiona: lo que ayer era blanco, hoy es negro. Tus certezas se tambalean, tus límites se difuminan, y tu paz interior se convierte en un lujo inalcanzable. Te encuentras caminando de puntillas en tu propia casa, midiendo cada palabra, anticipando cada reacción.

Tu hogar debería ser un santuario, no un campo de batalla. Debería ser el lugar donde recargas energías, no donde las pierdes; debería ser donde florecen los sueños, no donde se marchitan las esperanzas.

Innovemos algo ¡ya! No permitas que el miedo a la soledad te mantenga en una relación que socava tu esencia. La terapia puede ser tu brújula en este mar de confusión, es el espacio seguro para recuperar tu voz, reconocer señales de alarma y reconstruir límites que protegen tu bienestar emocional. Porque el verdadero amor construye, no destruye; eleva, no humilla; libera, no encarcela.

Por favor, elige con detenimiento a quién le prestas tu confianza y le compartes tu vida, porque la paz interior no tiene precio, y ningún “amor” vale el sacrificio de tu tranquilidad.

Terapia presencial y online, con la autora de esta columna.

 

innovemosalgoya@gmail.com