Socializar las ganancias
LUNES POLÍTICO
Lunes 04 de Noviembre de 2024 8:16 am
Durante el segundo trimestre del año, la actividad
económica en el estado de Colima creció 6.8 por ciento respecto al mismo
periodo de 2023, lo que representa el segundo mayor incremento de todo el país,
únicamente superado por Durango. El Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal,
realizado por el Inegi, destaca que en las actividades secundarias (minería,
manufacturas, construcción y electricidad), el crecimiento a tasa anual fue de
9.8 por ciento, el más alto de todo el país. Por su parte, en las actividades terciarias (comercio de
bienes y servicios), la variación anual fue de 6.5 por ciento. En este rubro
tan importante para la dinámica económica, Colima únicamente fue superada por
Aguascalientes. Solo las actividades primarias (agricultura y ganadería)
registraron un ligero retroceso de 0.8 por ciento, una contracción que no es
nueva, pues desafortunadamente la entidad cada vez pierde más esa vocación
agrícola que alguna vez la distinguió. En términos generales, los saldos para el estado son muy
positivos, pues en un contexto de incertidumbre económica por las condiciones
políticas y sociales en el país, se logró un crecimiento importante, derivado
de actividades muy consolidadas en la entidad. La minería, el puerto y la generación de electricidad son,
en gran medida, los principales aportes para las cifras favorables que registra
Colima en términos de actividad económica. Aunque destacan como potenciales
polos de desarrollo el turismo y la prestación de servicios. En esos últimos rubros, resulta necesario el impulso de
proyectos y acciones que potencien las fortalezas que tiene Colima, pues cuenta
con sitios de enorme belleza, así como con capital humano calificado para
desarrollar las tareas más complejas. Desde hace años, las autoridades han señalado la necesidad
de diversificar la economía local; sin embargo, no hay avance en ese sentido,
pues los principales empleadores en la zona centro y norte del estado son los
gobiernos y la instituciones educativas. La potente actividad económica que se ha logrado impulsar
en Manzanillo tiene que extenderse al resto del estado, pues de lo contrario,
las actividades portuarias y mineras solamente redituarán en estadísticas a
Colima, pero no en beneficios tangibles para las familias. Si bien es cierto que el puerto de Manzanillo genera miles
de millones de pesos cada año, los beneficios de esa actividad son en mayoría
para la Federación, mientras que a nivel local están muy focalizados, no
impactan de manera significativa al resto de la entidad. Lo mismo sucede con la generación de electricidad y la
actividad minera; se trata de actividades que no inciden de manera clara en los
niveles de bienestar de la población colimense, por lo que será un reto de las
autoridades conseguir que ese crecimiento económico no únicamente se quede en
cifras, que a veces no tienen mucha correspondencia con la realidad que se vive
en el estado. Reductores
invisibles LA instauración de topes o boyas en las carreteras se debe
a que, ante intersecciones o zonas peligrosas, las boyas fungen como reductores
de velocidad o delimitadores de camino. Ante el aumento constante de flujo
vehicular en Colima, es necesario también aumentar medidas para que el camino y
el tránsito por el mismo sea lo más seguro posible. En teoría, tienen una función que beneficia a peatones y
conductores; sin embargo, el problema con las boyas radica en que, a veces, no
se encuentran debidamente señalizados, lo que dificulta su visibilidad. Lo
ideal sería resaltarlas con pintura para tráfico. Esta pintura, regularmente blanca o amarilla, es ya un
referente para establecer carriles, pasos peatonales, cruces, lugares de
estacionamiento, flechas de sentido y señalamientos de topes. A falta de
señalizaciones, quienes circulan por calles con estos reductores invisibles,
generalmente optan por memorizar tramos y ubicaciones, porque de otra manera es
difícil tener noción de ellos, en especial de noche, pues al ser del mismo
color que el concreto asfáltico, no importa si se circula a alta velocidad, el
impacto que generan en los vehículos es perjudicial. ¿De verdad es tan necesario colocarlos con tal frecuencia?
Académicos del Centro de Investigaciones en Óptica y del Instituto de Ciencias
Físicas de la Universidad Nacional Autónoma de México lo pusieron en entredicho
desde hace años. Su objeto de estudio fue la carretera Jojutla-Alpuyeca,
Morelos, en la hay un reductor de velocidad cada 300 metros, con una afluencia
de 3 mil autos al día, aproximadamente. Se calculó que, para transitar por esos reductores, los
vehículos generaron 6 mil toneladas de dióxido de carbono, principal
responsable del calentamiento global. Remover las boyas del tramo, evitaría al
menos 10 por ciento de esa cantidad de agentes contaminantes. Además del impacto al medio ambiente, si un conductor
transita por una carretera con boyas no señalizadas, puede sufrir accidentes y,
dependiendo de la velocidad, provocar lesiones. El hecho de poder prescindir o no de uno que otro tope
invisible está sujeto a las necesidades específicas de cada vialidad. Pero si
detrás de la colocación de boyas se encuentra una inteligencia vial bien
trazada, entonces ¿por qué no utilizar pintura que los resalte debidamente? Sospechosamente
eficiente LA reciente aprobación de las reformas al Poder Judicial y
de la “supremacía constitucional” en México ha sido sorprendentemente rápida,
casi como si las instituciones hubieran estado coreografiadas para eliminar
cualquier atisbo de oposición. La reforma al Judicial es una serie de cambios
constitucionales y legales propuestos por el anterior gobierno de la República
e impulsados por el de Claudia Sheinbaum y respaldados por Morena y aliados,
cuyo objetivo central es la elección popular de jueces, magistrados y ministros
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Este proceso ha generado tensiones entre Morena y la
oposición, y ha puesto de relieve el papel de figuras clave como la presidenta
de la República y del presidente de la Junta de Coordinación Política y
coordinador del grupo parlamentario de Morena, en el Palacio Legislativo de San
Lázaro, Ricardo Monreal, y del presidente del Senado de la República, Gerardo
Fernández Noroña, en la promoción de esta reforma. Desde la aprobación en ambas
cámaras de la reforma al Judicial, misma que sigue dando de qué hablar, la
agilidad de los congresos locales ha resultado sospechosamente eficiente. Lo mismo sucedió con la reforma de “supremacía
constitucional”, que establece que las reformas a la Constitución no podrán ser
impugnadas mediante controversias, acciones de inconstitucionalidad o amparos.
La Cámara de Diputados aprobó la reforma rápidamente, después pasó al Senado,
donde fue avalada el mismo día que llegó, y en menos de 24 horas, 23 congresos
locales, incluidos los de Colima, Baja California y Ciudad de México, la
avalaron, superando los 17 necesarios para que fuera declarada constitucional. La iniciativa, promovida por legisladores de Morena y
aliados en el Congreso, es una disposición que no solo recorta los límites de
actuación del Judicial, sino que erosiona la posibilidad de que el sistema de
pesos y contrapesos intervenga en situaciones de potencial abuso o desviación
constitucional. El PAN, encabezado por Noemí Luna, coordinadora del grupo
parlamentario panista en la Cámara de Diputados, criticó el proceso acelerado
de aprobación y boicoteó la sesión de declaratoria de validez, calificándola
como un “acto cínico y aberrante”. Esta crítica (guste o no) es una señal de
alerta para quienes observan el funcionamiento de la democracia mexicana. ¿Cómo
confiar en que la aprobación de futuras reformas será legítima si la disidencia
y el tiempo para el debate se eliminan del proceso? Con reformas como éstas, donde la agilidad se convierte en
sinónimo de “sin oposición”, México podría estar transitando hacia una
concentración de poder preocupante. Frente a una estructura política que parece
inmunizarse contra el diálogo y el disenso, es urgente preguntarnos si
realmente estamos construyendo un país más fuerte y eficiente o, más bien, uno
donde el sistema democrático se convierte en un mero formalismo, controlado y
silenciado por la hegemonía de un solo grupo. DANA y
el peligro de las fake news A casi una semana del impacto de la DANA en Valencia,
España, las afectaciones que dejó están lejos de ser resueltas, y cada vez se
conocen más datos que apuntan a fallas en la manera en que el Gobierno manejó
la situación, como avisos tardíos, omisión de información e intervenciones
deficientes de elementos de rescate, algo con lo que México podría empatizar, a
un año del impacto de Otis en Acapulco. Lo que en España se conoce como la Depresión Aislada en
Niveles Altos (DANA) es un fenómeno meteorológico ocasional entre junio y
octubre en el Mediterráneo, según la Agencia Estatal de Meteorología de España.
La DANA genera precipitaciones y vientos fuertes, y no necesariamente es
sinónimo de desastre natural, apuntan especialistas en el tema, mas es necesario
tomar precauciones ante su llegada. Si las dimensiones que alcanza son conocidas, ¿qué falló
para que Valencia se convirtiera en una zona de desastre, y los daños sigan
aumentando en lugar de contenerse? Es cierto que este año, las precipitaciones
alcanzaron niveles excepcionales y saturaron el suelo. Pero, a pesar de la
magnitud, dos factores fueron cruciales para definir la magnitud del suceso: la
falta de previsión y la postura de sus autoridades. A pesar de que la Agencia de Meteorología informó oportunamente
sobre el nivel alto de riesgo, las autoridades no adoptaron las debidas medidas
ni exhortaron a las personas a hacerlo. A consecuencia de ello, gran parte de
Valencia se vio arrasada, con pérdidas materiales y humanas, cuyo conteo sigue
siendo incierto entre lo que reportan las autoridades y los cálculos de
habitantes de las zonas afectadas. Sin embargo, si el panorama era ya difuso, la parsimonia de
la que hacen gala las autoridades lo vuelven aún más opaco. La llegada de
militares 5 días después del desastre lo dice todo.
No extraña que esto genere la ira de las personas
afectadas, mismas que ayer recibieron en Paiporta a los reyes, Felipe VI y
Letizia, y a los presidentes Carlos Mazón y Pedro Sánchez, entre abucheos,
llamándoles “asesinos” y arrojando lodo, mientras externan su indignación que,
aunque no podrá resarcir las pérdidas humanas, buscará garantizar que en el
futuro el pago por la falta de previsión no sea tan alto.