Griselda Álvarez: política y poeta
JUEVES POLÍTICO
Jueves 07 de Noviembre de 2024 8:42 am
Si hablamos de una pionera en la política y la poesía en
México, estamos hablando de Griselda Álvarez Ponce de León, quien fue la
primera mujer en ocupar el cargo de gobernadora en América Latina, liderando el
estado de Colima de 1979 a 1985, un logro histórico que marcó un hito en la
participación femenina en la política del país. Durante su administración, Álvarez se enfocó en promover la
educación, la salud y los derechos de las mujeres. Implementó programas que
mejoraron la infraestructura en comunidades rurales, invirtiendo en caminos,
agua potable y electricidad. También abogó por el desarrollo social y
económico, impulsando políticas para crear empleos y ofrecer capacitación a la
población. Su mandato marcó un antes y un después en la política mexicana,
abriendo el camino para que otras mujeres pudieran acceder a puestos de
liderazgo. Además de su carrera política, Griselda Álvarez fue una
destacada poeta y escritora. Sus obras reflejan una profunda sensibilidad hacia
la experiencia humana, especialmente desde la perspectiva femenina. Entre sus
obras más reconocidas se encuentran los poemarios Cementerio de pájaros, La
sombra niña y Dos cantos, en los que aborda temas como el amor, la vida
cotidiana y el paso del tiempo, con un estilo que fusiona sencillez y
profundidad emocional. Para Griselda, la poesía fue una herramienta para
expresar su identidad y reflexionar sobre la sociedad, conectando con lectores
de diferentes generaciones. Griselda dejó un legado duradero en la política y la
literatura, demostrando que el activismo social y la expresión artística pueden
fusionarse para lograr un impacto profundo en la sociedad. Rescatar espacios que rindan homenaje a Griselda Álvarez es
una forma de mantener vivo su legado y recordar la importancia de su contribución
en la política y la literatura mexicana, ya que estas iniciativas permiten que
las nuevas generaciones conozcan y valoren la figura de una mujer que rompió
barreras, abriendo puertas para que otras incursionaran en la política y
enriquecieran la cultura del país. El homenaje realizado en el Panteón Municipal de Colima en
el marco del Día de Muertos y del Festival “Recuérdame Bonito” frente a la
tumba de Griselda Álvarez es un ejemplo de cómo integrar el respeto por la
memoria histórica en una celebración tradicional. Este tipo de eventos no sólo
honran a la maestra, también destacan su relevancia en la identidad y el
patrimonio cultural de Colima, recordándonos que fue una líder en la sociedad y
una voz destacada en la poesía. Además, al rescatar espacios para recordar a Griselda
Álvarez, se enriquece la vida cultural de la comunidad y se fomenta un sentido
de orgullo local, inspirando a las personas a seguir sus pasos y a trabajar por
una sociedad más justa y expresiva. Reto
urgente LA periodista Patricia Ramírez González, más conocida como
Paty Bunbury, fue asesinada el pasado 30 de octubre. Según un comunicado de las
autoridades, Ramírez fue atacada por un sujeto no identificado alrededor de las
2 de la tarde en el restaurante de su propiedad en la capital colimense, donde
trabajaba cuando no ejercía el periodismo. El esclarecimiento de esta situación se encuentra aún
pendiente, más se confía en que no se convertirá en un caso similar a los
asesinatos cometidos durante el año pasado que quedaron impunes. El
“Seguimiento y Evaluación de la Justicia Penal en México. Hallazgos 2023”,
publicado por la organización México Evalúa, arrojó que la totalidad de los
homicidios dolosos y feminicidios cometidos durante 2023 en el estado no
concluyeron con sentencia condenatoria para los victimarios. Aunque ambos rubros, homicidio y feminicidio, parecieran
similares, se acota la diferencia fundamental entre uno y otro, que radica en
el contexto, las motivaciones y el trasfondo social en los que ocurren. Ambos
conceptos se refieren al acto de asesinar a una persona, pero el feminicidio es
considerado un acto de violencia extrema que tiene como víctima a una mujer, y
es motivado por razones de género. La distinción entre “homicidio” y “feminicidio” es
fundamental para reconocer y abordar el problema de la violencia de género. Al
tipificar el feminicidio como un delito diferente al homicidio, se subraya la
importancia de entender el crimen en su contexto social y cultural. Esta
diferenciación permite crear políticas públicas, programas de prevención y
sistemas judiciales más sensibles a la violencia de género, enfocados en
proteger a las mujeres y combatir la impunidad en estos casos. Resulta un tema apremiante a nivel estatal que las
autoridades se aseguren de no dejar libre de sanciones a criminares,
especialmente porque ese año fue catalogado como el más violento en el estado.
Seguir por ese camino erosiona la confianza de los ciudadanos en las
instituciones y el sistema de justicia, a la par que se envía un mensaje dañino
y equivocado sobre la ley. Umoja:
vivir en unidad En el idioma swahili, “umoja” significa unidad, un nombre
por de más pertinente para una aldea al noreste de Kenia conformada solo por
mujeres y que comenzó siendo un refugio para las víctimas de la violencia de
género. En Kenia, durante 2023 se registraron 152 feminicidios,
marcando la cifra más alta de los últimos 5 años. Aunado a ello, en junio de
2024 se dio a conocer el arresto del feminicida Collins Jumaisi Khalusha, por
el asesinato de al menos 42 mujeres; él mismo confesó que su primera víctima
fue su esposa. Solo con estos datos, es posible tener un panorama preliminar
sobre la violencia de género en Kenia. Umoja recibe a kenianas de todas edades para protegerlas
del alto índice de violencia, los matrimonios forzados y la mutilación genital
femenina, misma que hasta hace poco era permitida. La comunidad, durante sus
más de 30 años de existencia, fue fundada por la activista Rebecca Lolosoli,
originaria de Wamba, Kenia, y conocida por su trabajo al dar voz a mujeres
violentadas que frecuentemente eran violadas por soldados británicos que
contaban con un área de entrenamiento cerca del poblado. La consecuencia de ir en contra de los roles establecidos,
Rebecca era constantemente atacada por los hombres de Wamba, punto detonante
para que ella y otras 16 mujeres fundaran Umoja en 1990. Desde su trinchera
sigue luchando en favor de su comunidad y colaborando con Maendeleo Ya Wanawake
Organization, trabajando por los derechos de las mujeres en Kenia. Ahora, para sorpresa de muchos, Umoja es una comunidad
autosuficiente, gestionada por quienes la conforman, quienes toman decisiones y
administran sus propios recursos. Las más de 40 familias que la integran se
dedican a la artesanía, la agricultura y el turismo para recibir recursos
mientras promueven una concientización sobre los derechos de las mujeres y la
violencia que se ejerce sobre ellas. Umoja es un ejemplo de resistencia y empoderamiento
femenino en un contexto de desigualdad y opresión como lo es África en general,
país en el que la violencia hacia el sector femenino es proporcional a la
pasividad de sus gobiernos. Ante esta inactividad, resulta crucial la
existencia de grupos de mujeres que entiendan las situaciones de las víctimas
de violencia y abusos, mientras brindan empatía y comprensión. En el contexto que las kenianas viven día a día, Umoja es
símbolo de esperanza, al resaltar la importancia de que las mujeres violentadas
cuenten con una red de apoyo ante tales situaciones. Espada
de doble filo Cuando se habla sobre el machismo, frecuentemente se piensa
en un escenario permanente ya predeterminado donde la mujer y el hombre
desempeñan el mismo rol de manera cíclica de víctima y victimario,
respectivamente. Puede que en la mayoría de los casos sea así, pero eso no
significa que solo las mujeres sean víctimas o solo los hombres sean
victimarios. Abordemos el primer supuesto: el machismo es un arma que lastima
al portador y a su blanco de manera simultánea, pues aunque el punto medular de
esta problemática sea el ideal de una superioridad masculina sobre la femenina,
emana efectos nocivos de manera ambivalente. ¿Cómo es que el machismo, que pareciera beneficiar a los
hombres, los afecta? No existe solo una respuesta, pues los daños se perciben
en múltiples áreas de su vida: en la salud mental, al conferir a los hombres
carga y presión social con expectativas sobre su comportamiento y su capacidad
de expresar y gestionar emociones; en el cuidado a sí mismo, demeritando su
valía si llega a procurar “demasiado” su apariencia; en su identidad, al
encasillarlos dentro de estereotipos, y pedirles que denoten ciertos patrones,
como lo son la fuerza, el dominio, la agresividad, la independencia, la
provisión y la autoridad, entre muchos otros elementos que garantizan una
supuesta virilidad que no es más que un constructo social limitante para
conocerse o construirse, entre muchos aspectos más. En otras palabras, el machismo es un rígido manual de
instrucciones, impuesto para encasillar al sexo masculino en un mismo sujeto, y
volverlo dañino para su entorno, pues interviene en la manera en que el hombre
aborda su paternidad, sus relaciones afectivas, y en cómo se comunica con los
demás, aprisionándolo en un ciclo de violencia y agresión.
Al final, el machismo poco beneficia a alguien a largo
plazo, y quienes lo ejercen más bien contraen una contraprestación: el
espejismo de la superioridad a cambio de la identidad. El trueque no suena
justo, pero se requiere un profundo cambio sociocultural para que los daños,
directos y colaterales, no se vuelvan difíciles de reparar y, al contrario, el
entorno sea más igualitario y saludable para hombres y mujeres.