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ENTRE JARDINES Y GLORIETAS



MARIO ALAVEZ*

Con un ojo al gato…


Lunes 11 de Noviembre de 2024 8:43 am


Sí, es indiscutible que la discusión en torno a la reforma al Poder Judicial es trascendental para la vida democrática como la conocemos en la actualidad. Sin embargo, el viejo adagio reza “con un ojo al gato y otro al garabato”. En este caso, el garabato implica unos nueve billones de pesos para el presupuesto del año que entra.

El responsable del Paquete Económico es Rogelio Ramírez de la O, quien logró sobrevivir el cambio de sexenio sin tener que mudar su oficina. Y puede que lo siguiente nos dé un panorama del por qué:

El año que corre, el país requirió una deuda de 2.65 billones de pesos. Para que se dé una idea de cuánto dinero es eso, ese mismo monto alcanzaría para construir más de ocho refinerías como la de Dos Bocas, considerando un valor de 16.81 mil millones de dólares, y que, por cierto, todavía no refina.

Esa friolera de dinero es la deuda que tuvo que comprar el país para solventar sus gastos ¡en 9 meses!

Esos gastos incluyen la propia refinería de Tabasco, el Tren Maya, así como una carretada de dinero para los apoyos sociales. Esta cantidad de dinero, además, ya rebasó el tope autorizado por el Congreso.

Atrás quedaron los tiempos en los que endeudar al país con un billón de pesos en un año, como ocurrió en la administración de Peña Nieto, era motivo para desgarrarse las vestiduras por la construcción de “obras faraónicas”.

Una comparación interesante sería analizar el costo proyectado del extinto Aeropuerto de Texcoco, claro, sin contar con la cancelación de los créditos. Este monto era de 285 mil millones de pesos. El Tren Maya, por ejemplo, ya costó más de 500 mil millones, casi lo de dos NAIM.

La refinería de Dos Bocas costó más o menos 300 mil millones de pesos, también por encima del costo de la llamada “obra faraónica”…

 

¿QUÉ SIGUE?

Ahora, el actual secretario de Hacienda tiene la titánica labor de tapar el socavón fiscal abierto por los últimos 9 meses del sexenio que recién terminó.

La deuda contratada este año tiene el plus de que fue comprada durante época de tasas altas. ¿Y qué? Preguntará usted con justa razón.

La respuesta es sencilla, cada año se pagan los intereses de la deuda que se miden, justamente, por las tasas de interés referencial, y si a eso le sumamos el previsto encarecimiento del tipo de cambio, bueno, el gasto no programable se va a ir al cielo.

Este gasto, es como cuando nos llega la quincena y tenemos que pagar la tarjeta de crédito con “X” cantidad, para no generar intereses, es decir, ese gasto no se puede programar para otras cosas.

Las cifras mágicas las sabremos dentro de muy poco, cuando el Congreso, dominado por Morena y sus aliados, vote el paquete económico.

 

*Director de Diario de Colima