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INDICADOR POLÍTICO



CARLOS RAMÍREZ

Camino largo a ninguna parte


Lunes 11 de Noviembre de 2024 8:43 am


Trump ha insistido, desde 2016, en propuestas radicales para disminuir la migración de extranjeros a su país y para combatir el contrabando de drogas. Personas y estupefacientes ingresan a EUA por dos razones que no están en el escenario estratégico de Trump: la demanda de mano de obra y el consumo de los millones de adictos. Y hay una tercera razón inocultable: la corrupción de autoridades de todos los niveles y de todas las zonas del Gobierno americano para permitir esos dos flagelos que preocupan a la Casa Blanca.

Las soluciones anunciadas por Trump y que podrían ser las primeras decisiones de Estado que tome buscaran medidas que no solucionarán esas dos crisis y eludirán lo que es el principal problema de EUA (migración y narcotráfico) desde que el presidente Richard Nixon autorizó el ingreso de drogas en el escenario de la guerra de Vietnam: la corrupción de funcionarios americanos.

En 2019, Trump decidió por la vía personal autoritaria decretar como terroristas a los cárteles del narcotráfico que operaban México y contra ellos iba la decisión. Sin embargo, desde 2005, la agencia antinarcóticos DEA incluyó en sus evaluaciones periódicas sobre el narcotráfico la realidad de que los cárteles mexicanos han construido dentro de EUA estructuras criminales que controlan el contrabando, la distribución y la venta, al mayoreo (grupos delictivos) y al menudeo (en las calles de más de 3 mil ciudades estadounidenses).

El presidente se tropezó en aquella ocasión con una piedra que sigue estando en el camino del modelo de narcoterrorismo: el terrorismo implica el uso de la violencia criminal para obtener beneficios políticos y apoderarse de estructuras de gobierno, pero hasta ahora los nueve cárteles mexicanos que controlan el narcotráfico dentro de EUA, y bajo las narices de la DEA e inclusive algunas cuadras de la Casa Blanca, solo se dedican a contrabandear droga y no calificarían como terroristas.

El asunto es tan grave y complicado que el Gobierno de EUA tiene encarcelados y sentenciados o a punto de serlo a dirigentes del Cártel de Sinaloa y funcionarios mexicanos que lo protegían, pero la producción, contrabando, y distribución de fentanilo al interior de EUA sigue creciendo.

En materia de migración, Trump decidió obligar a México a que diera un paso en el sellado de la frontera binacional y el gobierno anterior decidió utilizar a la Guardia Nacional para impedir la circulación de caravanas, aceptar del lado mexicano el sellado de la frontera y consentir el papel de México como “tercer país seguro”.

La insistencia agresiva del hoy ganador para aplicar de manera radical la caracterización de cárteles como terroristas y la deportación masiva de ilegales no resuelve los problemas y tampoco formaría parte de algún intento de encontrarle solución. Mientras exista corrupción de autoridades migratorias americanas, exigente demanda de drogas y permisividad al funcionamiento de los cárteles mexicanos, esos dos problemas no se acercarán a una solución real.

El problema, del lado mexicano, radica en que tampoco existe una estrategia formal para atender el problema de migración y narcotráfico; peor aún, el modelo “abrazos, no balazos” sigue vigente.

Todo esto indica que viene una guerra política y de Estado, y la Casa Blanca usará todo su poder legal y paralegal para obligar a Palacio Nacional a someterse a un modelo americano de relaciones bilaterales que se enfila al colapso.

Política para dummies: la política es para los políticos, no para los improvisados.