Cargando



Relaciones exteriores impulsivas



JOSÉ LUIS NEGRETE ÁVALOS


Jueves 14 de Noviembre de 2024 8:38 am


La referencia al tema de las divisiones territoriales y de la política exterior de los distintos países es un tema recurrente dentro de los planteamientos y posturas sobre las relaciones internacionales.

Las consideraciones en torno a la independencia y soberanía de las naciones, y las ideas que propiamente acompañan el desarrollo internacional, suelen influir visiblemente.

En el caso de EUA, una de las doctrinas más conocidas es la doctrina Monroe, que básicamente planteaba la no intervención de los países europeos en los asuntos de las Américas y la no colonización, entre otros puntos elementales.

El tema migratorio siempre ha sido relevante, entendiendo que la formación de EUA se dio a partir de la independencia de 13 colonias en 1776. La importancia de ese aspecto se traslada a través de un ejemplo actual, a partir de los resultados de las elecciones del pasado 5 de noviembre, donde Donald Trump fue elegido para asumir la Presidencia de esa nación el próximo 20 de enero de 2025, retomando entre sus propuestas una postura restrictiva de y rechazo tajante del paso de más indocumentados.

La cuestión que resalta de estas intenciones es: ¿México tendrá los elementos necesarios para defender la integridad e intereses de la comunidad migrante en EUA?

Todo parece indicar que el escenario no es muy alentador, a partir de las declaraciones hechas por el propio Donald Trump, resaltando la intención de fortalecer la frontera sur, comenzando desde el primer día de su mandato con acciones de deportación.

Encabezadas por un viejo conocido en el primer mandato de Donald Trump, las estrategias de inmigración y control de aduanas serán realizadas por Tom Homan, el llamado Zar de la frontera, que en su momento estableció tolerancia cero.

Esta complicación sobre la relación internacional que México podría enfrentar en el transcurso del nuevo mandato del empresario estadounidense, se dará en displicencia hacia los mexicanos en la Unión Americana; el reto inherente no es esperar algún cambio o espacio para la estabilidad sobre las políticas migratorias desde la perspectiva estadounidense.

El papel central de los consulados y la cancillería de nuestro país tendrá que ser palpable y concreto hacia los intereses de los connacionales, con el compromiso de superar las recomendaciones o peticiones recurrentes, a cambio de acciones que contrarresten las presiones antinmigrantes.