INNOVEMOS ALGO ¡YA!
MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA
Cadenas de amargura
Viernes 15 de Noviembre de 2024 8:50 am
EL amor romántico, dueño de suspiros y anhelos profundos,
promete ser ese espacio donde dos personas evolucionan juntas, crecen y
encuentran pertenencia y dicha. Sin embargo, bajo la superficie de muchas
relaciones se ocultan cadenas de amargura que aprisionan el alma. Como en un laberinto sin salida, arreglamos una cosa para
descomponer otra, quitamos tierra de aquí para tapar un hoyo allá, dejando
siempre un vacío mayor. Nos quedamos quietos, conformes, mediocremente diciendo
que somos felices, cuando en realidad solo sobrevivimos. Nos enorgullecemos de contar los años juntos como si la
duración fuera un trofeo. Presumimos los 50 y tantos años de matrimonio de
nuestros padres, pero callamos las riñas, las caras opacas, las miradas secas.
¿Cuántos momentos de verdadera felicidad han vivido? La resistencia se ha
vuelto más importante que la calidad. La necesidad de controlar al otro nos lleva a rincones
tenebrosos: violencia económica, verbal y emocional. El victimismo crece hasta
transformarse en un verdugo pasivo, y nadie se atreve a cambiar. Buscamos
soluciones superficiales, un “sana, sana, colita de rana”, pero evitamos la
intervención profunda que requiere nuestra emocionalidad. En el fondo, sabemos que ver las cosas como son podría
doler. Reconocemos que no todo es culpa de los demás, que somos corresponsables
de la dinámica tóxica que vivimos, pero el miedo al cambio nos mantiene atados. Si anhelas un amor bonito, encárgate primero de ti. Si tu
relación está llena de quejas, críticas y exigencias, pero carece de
comprensión y crecimiento mutuo, es momento de reflexionar. No se trata de
aventar la toalla, sino de transformarnos, porque sin cambio interno, el veneno
persistirá estemos donde estemos. ¿Qué pasaría si, en vez de exigir lo que crees merecer, te
preguntaras qué estás dispuesto a dar? Si vamos a la escuela para aprender a
leer y a la universidad para profesionalizarnos, ¿por qué no aceptamos que la
terapia es tan necesaria para nuestra vida emocional como el aire para
respirar? Innovemos algo ¡ya! El “para toda la vida” se construye día
a día, con respeto, aceptación y cuidado mutuo. No te quedes cargando cadenas
de amargura por miedo o costumbre. La terapia puede ser esa escuela donde
aprendamos a construir relaciones sanas, donde la pertenencia y la confianza
sean los ingredientes principales de un amor verdadero. Terapia presencial y online, con la autora de esta columna.