Cargando



T-MEC: mayor ¿éxito? Del neoliberalismo



DAVID VILLARREAL ADALID


Viernes 15 de Noviembre de 2024 8:50 am


CON la victoria de Donald Trump, considero medular poner en la mesa la discusión sobre el tratado comercial que tenemos con EUA y Canadá desde 1994. El T-MEC, sucesor del TLCAN, está próximo a una renegociación bajo circunstancias políticas y económicas inciertas. México tiene el reto de encontrar oportunidades en medio de los riesgos, y este momento debe servir como punto de partida para replantear nuestra estrategia económica y redefinir comerciales. Te explico.

Cuando el TLCAN entró en vigor, en 1994, prometía cambiar radicalmente la dinámica económica en México para integrarse al mercado global. Sin embargo, 30 años después, el crecimiento promedio del PIB nacional se ha estancado en el rango de 2-2.4 por ciento anual, muy por debajo de lo necesario para cerrar brechas regionales con los socios de Norteamérica. Esto nos ha encadenado a una condición de economía exportadora manufacturera, sin que esto detone la generación de tecnología nacional.

Entre 1994 y 2024, la economía mexicana creció 74 por ciento, mientras la de Canadá y EUA aumentaron 94 y 107 por ciento. Esta brecha representa un modelo de no cumplimiento de expectativas, que nos ha dejado con mayor rezago relativo que en 1990. Imaginemos tres tanques de agua, de 100 (EUA), 20 (Canadá) y 10 litros (México). En la actualidad, el primero tiene más de 200 litros, el segundo casi 40 litros y el tercero apenas 17. Esa es la dimensión del problema.

La dependencia comercial que tenemos con EUA, con más de 80 por ciento de nuestras exportaciones, se ha convertido en una vulnerabilidad. Mientras EUA multiplicó su crecimiento en sectores tecnológicos, energéticos y manufactura de alto valor agregado, México permanece en una maquila de bajo valor. Esto nos deja expuestos a choques externos, como fue evidente con la amenaza arancelaria de Trump.

El endurecimiento de las relaciones comerciales ya ha mostrado sus efectos en el pasado, y no diversificar sería seguir apostando todo a un solo socio cargado de riesgos. Mientras tanto, economías como China crecieron más de 800 por ciento en el mismo periodo, consolidando su presencia global. México debe voltear hacia nuevos mercados: Asia, Europa y América del Sur, representan territorios inexplorados que podrían diversificar nuestras relaciones comerciales y reducir nuestra dependencia.

La renegociación del T-MEC no solo debe centrarse en las circunstancias comerciales de coyuntura, sino servir de plataforma para estudiar nuestra política industrial e impulsar los acuerdos existentes con otras regiones. Esto permitiría a México no solo beneficiarse del T-MEC, también de nuevos motores de crecimiento que lo coloquen como un jugador sólido y diversificado en la economía global.

Para México, EUA es el eje de su economía, pero para EUA, México no es más que otro de sus muchos socios comerciales. Esta relación no es recíproca. Esta asimetría nos deja vulnerables, con escaso poder de negociación y con un futuro supeditado a los intereses extranjeros.

Quien crea que negociar con Trump es subirse al ring en mismas condiciones está muy equivocado. El discurso de los “30 millones de votos”, con el que se ha defendido la soberanía de México, queda desdibujado frente a los casi 80 millones de votantes de Trump.

Sin olvidar que EUA tiene una economía 15 veces más grande que la de México, lo que coloca a nuestro país en una posición clara de desventaja frente a cualquier “negociación”. Ante este escenario, el discurso de la soberanía y la legitimidad se vuelven retóricos, pero no efectivos.