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Bitácora reporteril



CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ

Hacia dónde nos lleva el cambio


Jueves 21 de Noviembre de 2024 7:00 am


Con las (contra) reformas constitucionales para la elección de jueces, magistrados y ministros, así como la desaparición de 7 organismos autónomos constitucionales, es claro que se establece un cambio de fondo del sistema político y el modelo constitucional que se tenía desde hace más de 30 años, ¿pero es positivo o negativo?

¿A quiénes benefician estas reformas? ¿Al ciudadano o al régimen y al partido hegemónico? Si fuera al ciudadano, por lo tanto, estas reformas ampliarían los derechos y garantizarían su disfrute.

No es así, porque en el caso del derecho al acceso a la información se nos elimina al órgano garante, el INAI, cuya función de cuidar y garantizar este derecho ahora pasará a ser parte de las facultades del gobierno.

Es decir, el INAI obligaba al gobierno a entregar información al ciudadano, a través de una actividad cuasi-jurisdicional, pues sus resoluciones eran vinculantes. Pero ahora el gobierno será juez y parte, y también será el mismo gobierno quien se vigile en transparencia. Eso no funciona. Por ello se creó el INAI hace 10 años.

Ilustremos el absurdo: imagine que el gobierno decrete alguna disposición normativa que afecte la transparencia o envíe una iniciativa que atente contra el derecho humano al acceso a la información, ¿será este mismo gobierno el que promueva una acción de inconstitucionalidad contra sí mismo? Obviamente no.

La pregunta es por sentido común: ¿quién va a defender al ciudadano del gobierno cuando éste viole su derecho humano al acceso a la información, en caso de que niegue información o simplemente no responda, como suele suceder con la negativa ficta?

Sí, el derecho humano al acceso a la información va estar en nuestro artículo 6 constitucional. Pero no habrá un mecanismo efectivo para hacerlo valer. Será letra muerta dentro de nuestra constitución, como sucede con el derecho a la vivienda, al medio ambiente sano y demás derechos que están en el papel, pero no se hacen justiciables.

Ahora bien, se podrá amparar uno, se argumentará. Pero recordemos que ahora quienes integrarán el poder judicial serán elegidos por un comité controlado por el partido hegemónico. ¿A qué intereses van a responder: al ciudadano o al del gobierno? Porque recordemos que el amparo es para defender al ciudadano de los actos arbitrarios de la autoridad.

Sí, hubo un cambio de fondo en nuestro sistema político constitucional. Pero este cambio no beneficia al ciudadano. Beneficia a la nueva clase política y al régimen, ahora de Morena, dentro de unos años, quién sabe.

 

Dos puntos

 

El cambio también es reversa.

 

*Periodista, licenciado en Derecho y docente.