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CRUDO Y SIN SAL



MANUEL AGUSTÍN TRUJILLO GUTIÉRREZ

Fuimos guerra seamos paz


Miércoles 20 de Noviembre de 2024 8:38 am


ACABARON con sus madres, acabaron con sus padres, acabaron con sus abuelos, acabaron con sus hermanos, acabaron con sus vecinos. Pero no acabaron con el hambre, no acabaron con el frío, no acabaron con las injusticias, no acabaron con la tristeza, no acabaron con la miseria. Misil a misil, bala a bala, bomba a bomba, fueron destruyendo familia a familia, futuro a futuro, sueño a sueño. Tras un repentino estallido, cerraron por última vez sus ojos y el progreso nunca llegó.

Nos encontramos sitiados por discursos que proclaman Derechos Humanos, palabras invitan al respeto de la vida, a la libertad, a la justicia. Las voces vienen de occidente, voces que condenan la tragedia, voces que salvan criminales de recibir un trato indigno, pero que olvidan el dolor y el flagelo de las víctimas.

De occidente también son las metrallas que destrozan a ráfagas de balas un discurso de paz que se oye lejano, un discurso que se diluyó en occidente y jamás llegó a Europa del este. Más viajan las bombas que las buenas voluntades, más vale la vida de un hombre de guerra que la de un infante en medio de la guerra, que la de su familia, que la de su pueblo, porque se encuentran lejos de los suburbios, porque no hablan nuestro idioma, porque no creen en lo que nosotros. Y sin embargo, siguen creyendo en nosotros y, que con nuestra intervención occidental se pueden salvar.

Nos parte el corazón ver cómo todo un pueblo se arrodilla ante un puñado de hombres que perdieron todo, hasta la humanidad. Mientras en el mar negro se libran las batallas más injustas, supuestas respuesta del dolor de la pérdida de los ciudadanos, los desprovistos de humanidad son avasallados por bombarderos y drones que, como acto de venganza, pintan los paisajes de escombros bañados de sangre. ¿Y si en lugar de arrojar bombas, desde los aviones arrojaran ayuda humanitaria? ¿Y si en lugar de apoyar con armamento, se apoyara con la construcción de la paz, con cultura, educación y desarrollo?

En la tele nos dicen de la solidaridad con los refugiados rusos o los ucranianos, pero los que se quedaron en Crimea, en sus casas, han perdido su derecho de vivir. Exijamos que cese la guerra, que se frene la violencia, que no exportemos armas sino paz. Al final de cuentas, dos realidades que pueden ser tan nuestras, son divididas por el vuelo de una moneda ¿águila o sol? Estar del lado del conquistado o del conquistador. Mientras unos y otros se desgarren vestiduras para elegir bandos, yo ya elegí partido, mi bando es del lado de la paz.