Convertir a Colima en potencia económica
DAVID VILLARREAL ADALID
Viernes 22 de Noviembre de 2024 8:59 am
IMAGINA un Colima transformado en un centro de desarrollo
económico, con grandes flujos de inversión extranjera, enormes fábricas
llegando al estado y empleos bien remunerados. Este sueño no es inalcanzable y
sería posible si la entidad se convirtiera en una Zona Económica Especial
(ZEE). A continuación, te explico cómo y por qué hacerlo. El estado cuenta con uno de los activos más valiosos que
cualquier región desearía: el Puerto de Manzanillo, el más importante del
Pacífico mexicano. Este puerto mueve la mitad de la carga contenerizada a nivel
nacional y se ha consolidado como un puente entre México y Asia,
particularmente con China, Japón y Corea del Sur. Las ZEE no son una idea nueva; ya se intentó en México,
pero no se les permitió madurar. El ejemplo internacional más emblemático es
Shenzhen, en China, que hace 50 años era una pequeña aldea pesquera con menos
de 30 mil habitantes. Hoy es una megaciudad de 17 millones de personas y un
centro global de tecnología de vanguardia. En la actualidad, en Colima el salario promedio es de 7 mil
120 pesos mensuales. Con una ZEE, llegarían empresas internacionales que lo
aumentarían, creando empleos del sector logístico, tecnológico, agroindustrial
y manufacturero. La economía de Colima sigue dependiendo de actividades
agrícolas y servicios mal pagados. Convertirnos en una ZEE la diversificaría,
al atraer industrias de vanguardia y se promovería la generación de tecnología
local. Colima captó apenas 58 millones de dólares de inversión
extranjera en 2023 (Jalisco logró atraer 40 veces más). Si fuera una ZEE, esta
cifra podría incrementarse drásticamente, lo que consolidaría a Colima como un
estado con clústeres industriales y de servicios. Esta necesidad de atraer nuevas empresas generaría los
incentivos suficientes para modernizar carreteras, líneas ferroviarias,
aeropuertos y servicios básicos, lo que no solo beneficiaría a las empresas,
sino a la población local. Para lograrlo, Colima tiene que llevar a cabo una serie de
medidas que coloco a continuación de manera muy puntual. Primero, la reducción
del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para empresas que operen dentro de la ZEE a
un rango de 10 a 15 por ciento, con exenciones totales durante los primeros
cinco años de operaciones. Segundo, eliminar el IVA para reducir los costos operativos
de las empresas, y mejorar su competitividad internacional. Tercero,
implementar subsidios y créditos fiscales para las empresas que contraten a
trabajadores locales y aprovechar el talento estatal. Cuarto, crear una ventanilla única para agilizar todos los
trámites para instalación y operación de empresas en la ZEE, reduciendo tiempos
de espera para los permisos de construcción, las licencias ambientales y el
registro de empresas. Por último, invertir en infraestructura portuaria para
duplicar la capacidad de carga del puerto, financiando el proyecto a través de
asociaciones público-privadas y créditos de la banca de desarrollo. Además,
crear al menos dos parques industriales cercanos al puerto. Esto acompañado de
un mantenimiento integral a las líneas ferroviarias hacia el Bajío y
Guadalajara. No hacer nada tiene un costo. Colima corre el riesgo de
quedarse atrás en un entorno económico competitivo. Estados como Querétaro y
Aguascalientes han demostrado que, con una política económica de promoción al
exterior, se transforma completamente una región.
El tiempo de actuar es ahora. Colima no solo sería un
estado próspero, sino un ejemplo de política pública internacional, un polo de
desarrollo de avanzada y, sobre todo, un estado que le permita a sus habitantes
un futuro prometedor.