INDICADOR POLÍTICO
CARLOS RAMÍREZ
Déficit presupuestal, confirmación del populismo
Viernes 22 de Noviembre de 2024 9:13 am
El déficit presupuestal de las finanzas públicas es el
punto clave de definición de proyectos de Gobierno que atienden a prioridades
sociales por encima de equilibrios presupuestales. La gran crisis de las
finanzas del Estado comenzó en 1972, cuando Luis Echeverría rompió el
equilibrio de ingresos-gastos. La crítica que le hizo Carlos Tello a la política económica
echeverrista no estuvo en el aumento del gasto social para una economía de
desigualdades, sino en la falta de decisión fiscal para aumentar los ingresos
del Estado. A este modelo se le conoce como populismo porque le da prioridad al
gasto social sin equilibrarlo con ingresos fiscales y con ello provocando el
déficit presupuestal que está en el fondo de las crisis de las finanzas
públicas. La política económica de las 4T se basa en una política
económica populista, es decir, aumentar el gasto social y el gasto de inversión
presidencial en obras públicas no productivas, pero sin incrementar de manera
correlativa a los ingresos. Este modelo se puede caracterizar como de un
populismo vergonzante porque quiere ocultar lo obvio: gasto social y
presidencial, ingresos insuficientes, un déficit presupuestal que Echeverría y
López Portillo financiaron con circulante monetario y sobre todo con deuda pública. En sus dos reportes del 15 de octubre y 1 de noviembre de
este año, el Fondo Monetario Internacional alertó el hecho de que la deuda
pública mexicana no estaba debajo de 50 por ciento que juró y perjuró la
Secretaría de Hacienda, sino que estaba llegando a 60 por ciento del PIB. Y el
problema más grave no es que México siga siendo un país con garantías para
créditos internacionales, sino que el costo de los intereses de la deuda se
convierten en un gasto adicional más para los limitados ingresos fiscales. El casi 6 por ciento de déficit presupuestal de este año
que termina es muy cercano al 6.9 de déficit presupuestal promedio de
Echeverría, con la advertencia de la historia económica reciente del país de
que el déficit presupuestal fue el motor de las crisis de 1973, 1976, 1982 y
todo el sexenio 1983-1988. Todas las economías definen situaciones de precrisis grave
en finanzas públicas cuando el déficit presupuestal rebasa el 4 por ciento. El problema del populismo no radica en el camino fácil de
aumentar el gasto social para llevar la justicia a los marginados, sino en la
falta de ingresos que justifiquen el gasto. La carga fiscal de México es de 16
por ciento, cuando toda economía en proceso de desarrollo que quiera merecer el
respeto a la estabilidad debería tener como mínimo una carga fiscal de 26 por
ciento. El único camino que se tiene para aumentar los ingresos
fiscales de una economía está en los impuestos. Mientras en México no realice
una reforma fiscal que aumente cuando menos la carga tributaria en 10 puntos
porcentuales, el dilema es muy sencillo: bajar el gasto social o quitarles a
unos sectores para dárselos a otros. Lo más grave del asunto es que el FMI como
el Ministerio de Hacienda del mundo capitalista ya autorizó reformas fiscales,
pero ahora los gobiernos carecen de decisión política interna para
implementarlas. Sin una reforma fiscal seguirá el déficit presupuestal, el
gasto social será más selectivo y financiado con otros programas que dejarán de
subsidiarse y la desigualdad social será permanente, inclusive sin que la
demagogia populista trate de disfrazar el crecimiento de la pobreza.
Política para dummies: la política sin economía es sinónimo
de crisis social.