INDICADOR POLÍTICO
CARLOS RAMÍREZ
Policía federal perfila FBI mexicano
Lunes 25 de Noviembre de 2024 8:27 am
LA Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana esperó el
cerrojazo legislativo para la reforma del artículo 21 para operar su
lanzamiento como nueva policía de investigación complementaria a la del MP
federal y a la GN. El Operativo Enjambre en el Estado de México para
desarticular las estructuras políticas, administrativas y de seguridad
municipales fueron los primeros golpes del secretario Omar García Harfuch, ya
investido con la autorización de convertir a su dependencia en policía federal
con dos tareas centrales: investigación e inteligencia. La estrategia de seguridad del secretario se convirtió en
una tercera etapa en el sangriento período 2006-2024: la primera fue la guerra
contra el narcotráfico ordenada por Calderón sin mecanismos de inteligencia, y
luego vino “abrazos, no balazos”, que apelaba al modelo de gobernanza criminal
para que los grupos delictivos se comprometieran a no generar violencia en las
comunidades, pero ninguna de las dos atendió el punto nodal del auge del crimen
organizado: ninguna banda criminal-delictiva puede existir y consolidarse sin
la complicidad de las autoridades políticas de los tres niveles de Gobierno. La Operación Enjambre definió el rumbo de la tercera etapa
de la crisis de seguridad de los últimos 20 años y mandó mensajes muy precisos
de los nuevos mecanismos de las autoridades responsables: primero, la capacidad
de investigar sobre la configuración no de las bandas en sí mismas, sino las
instancias de complicidad con las autoridades locales; segundo, el
realineamiento de las instancias de inteligencia para temas de seguridad
interior que habían venido operando de manera aislada; y tercero, en la parte
más importante, la capacidad de operación de resultados a través de cuerpos de
seguridad que no sean copados o cooptados por los delincuentes. Toda proporción guardada, el FBI de EUA como oficina de
investigación nació de la configuración de un grupo de investigadores alejados
de las tentaciones de la corrupción, bajo el mando duro del jefe J. Edgar
Hoover, y crearon una doctrina de la lealtad institucional de las policías. La
SSPC podría estar armando una especie de FBI mexicano. Harfuch ha dado los primeros pasos para comandar una nueva
policía federal de investigación y una fortalecida secretaría del Gabinete
presidencial que deben de mantenerse ajenas a las luchas burocráticas, a las
tentaciones de corrupción y al verticalismo negativo que impide el
aprovechamiento de otras estructuras no oficiales de seguridad que estarían
centralizándose en la Secretaría de Seguridad Interior. El golpe de la secretaría de García Harfuch fijó un mensaje
muy directo: si la autoridad del Estado ejerce su poder para impedir que
estructuras institucionales se pongan al servicio de los delincuentes, la
cadena de complicidades se romperá en los eslabones que representan la
capacidad de poder político e institucional de las bandas delictivas. Y si bien se entiende la Operación Enjambre, entonces la
estrategia de seguridad de la presidenta Sheinbaum y el secretario Harfuch
comenzará a ver resultados efectivos destrozando el corazón del poder político
del crimen organizado que representan las alcaldías y las oficinas municipales
de seguridad. Y si la Operación Enjambre queda como un mecanismo
permanente, los operativos de seguridad contra alcaldías aliadas al crimen
serán el primer gran paso para combatir en serio la delincuencia.
Política para dummies: la política es, por sí misma, una
acción de seguridad del Estado.