¿Qué es lo que más importa?
JULIA LICET JIMÉNEZ ANGULO
Martes 03 de Diciembre de 2024 8:18 am
EL paquete fiscal 2025 se aprobó en la Cámara de Diputados
con cuantiosos temas a considerar para las y los mexicanos, y por supuesto para
Colima, ya que le fue asignado 7 por ciento menos de presupuesto a los
municipios de nuestro estado. A Morena y al Gobierno oficialista le pareció una buena
idea endeudar por billones al país con una deuda equivalente a que cada
mexicano hoy deba 140 mil pesos, y en lugar de con este recurso beneficiar a la
ciudadanía, optar por quitar 7 por ciento del gasto federalizado a Colima. Esta deuda adquirida afectará directamente a la economía de
las y los mexicanos y, sin escuchar las propuestas de la oposición, se votó a
favor este paquete. Es justo y necesario señalar la pésima administración que
el Gobierno anterior hizo con el presupuesto, donde el país no tuvo un
crecimiento y, por lo contrario, se gastó en obras faraónicas dignas del circo
de Morena. Aunado a esto, en Colima se le dio prioridad en el reciente
presupuesto aprobado por el Congreso local a los programas sociales, como
uniformes y laptops, antes que a la seguridad. No es que estos temas no sean
importantes, sino que la principal exigencia de las y los colimenses es el tema
de la inseguridad que se encuentra históricamente en los niveles más altos. En el reciente Informe de Gobierno, la gobernadora del
estado reconoció que en este tema no se ha llegado a los resultados esperados y
dijo que se sigue trabajando en mejorar la seguridad. Pero ¿cómo podemos creer
esto si decide no invertir lo suficiente en abordar el tema de seguridad en el
paquete fiscal? La seguridad en Colima es uno de los temas más sensibles
para los habitantes, quienes diariamente se enfrentan a la violencia derivada
del crimen organizado, robos, extorsiones y demás delitos que afectan la
calidad de vida. Sin embargo, vemos que el presupuesto aprobado para el
ejercicio en 2025 no contempla un aumento significativo en los recursos
destinados a fortalecer las instituciones de seguridad, como la policía
estatal, las fuerzas de tarea de la Guardia Nacional y las estrategias de
prevención del delito. Los números no mienten: Colima es uno de los estados con
las tasas más altas de homicidios y violencia. El desbordamiento de la
violencia ha llevado a la población a exigir un cambio radical en las políticas
de seguridad. Aunado a esto, el Congreso local, encabezado por la mayoría
autoritaria de Morena, parece no comprender la magnitud de la crisis que se
vive en las calles de Colima, pues ahora a ellos realmente los ciegan los
privilegios. La falta de recursos en seguridad refleja no solo una
negligencia, sino una falta de visión y compromiso con los ciudadanos. Las
promesas de un Colima seguro se quedan al aire como cada año, y seremos las y
los colimenses quienes tendremos que seguir preguntándonos si llegaremos a
salvo a nuestros trabajos, escuelas y casas. Desde mi trinchera como diputada, haré todo lo posible para
abordar este tema, desde instituciones privadas hasta en la sociedad civil;
vigilaremos que el presupuesto sea efectuado de manera correcta y transparente,
y seguiremos proponiendo políticas públicas que mejoren la calidad de vida de
las y los colimenses.
Juntos lo haremos posible.