Momentos determinantes
AGUSTÍN BENÍTEZ OCHOA
Miércoles 04 de Diciembre de 2024 8:37 am
MÉXICO está viviendo días de gran importancia para su
desarrollo, bienestar, economía, desenvolvimiento social y, en general, para su
existencia como país soberano e independiente. Las amenazas del próximo presidente de EUA no sólo no se
han reducido, sino que parece que día a día crecen en cantidad y en intensidad,
así como en peligrosidad y riesgo para todos los mexicanos. La imposición de aranceles a los productos del país para
ser comercializados en EUA representa el inicio de una guerra comercial que a
nadie conviene, pero que a la economía mexicana la amenazaría con un declive de
gravedad, con serias consecuencias en el futuro de México como país estable en
el orden mundial. Por si lo anterior no fuera, como sí lo es, suficiente para
crear un desorden en el desarrollo nacional, el futuro mandatario de EUA
amenaza también con la deportación de cientos de miles o tal vez millones de
mexicanos de ese país, situación que, obviamente, crearía un importantísimo
desequilibrio en el estado actual del mencionado desarrollo económico y social
del país. Al respecto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum
Pardo, ha iniciado una conversación, hasta ahora solamente telefónica, con el
señor Trump para hacerle ver el daño que sufrirían las economías y la
estabilidad social de ambos países. No hay que olvidar que México es el primer
socio comercial de EUA y que los millones de mexicanos que trabajan en ese país
representan, por una parte, una contribución importante a las finanzas de EUA,
así como una fuerza de trabajo innegable por su magnitud y su disponibilidad
para realizar actividades en las que los ciudadanos norteamericanos no son
precisamente aptos, capaces y adecuados. Retomando las acciones que está realizando el Gobierno de
México, es necesario revisar otros aspectos relevantes. La posición que ha
mantenido la doctora Claudia Sheinbaum es de respeto, pero no de sumisión; de
dignidad e igualdad en el trato comercial, de soberanía como país
independiente, y de igualdad con Canadá como el otro socio en el tratado
comercial existente. Lo anterior viene a colación por la actitud de menosprecio
que ha manifestado este último país hacia México, al llegar a considerar
“insultante” la comparación entre ambos países. La posición política del primer
ministro, Justin Trudeau, al respecto no parece de ninguna manera leal y
honesta hacia México, sino de conveniencia egoísta, además de poseer un ligero
tufo de hipocresía en la actitud del primer ministro canadiense. Es por esta situación complicada y riesgosa que el Gobierno
mexicano en general, y la presidenta de la República en particular, no sólo
necesitan, sino que demandan el apoyo solidario e incondicional de todos los
mexicanos. Ahora existe la oportunidad de manifestar ser personas de
convicciones y no de partidos; ser personajes nacionalistas y no negociantes
prósperos; anteponer el bien mayor al interés de grupo. No es momento de ser miserables con nosotros mismos. El
interés superior de la nación exige la participación absoluta, leal y sin
egolatrías de todos los habitantes de un país que pretende seguir siendo
soberano y digno participante en el concierto mundial, sin sometimiento a
intereses ajenos a nuestra idiosincrasia y bienestar.