Contra el acoso callejero
JUEVES POLÍTICO
Jueves 19 de Diciembre de 2024 8:07 am
TODOS hemos escuchado hablar del acoso callejero, que se
refiere a cualquier tipo de comportamiento, comentario o acción no deseada que
se da en espacios públicos, con el objetivo de intimidar o incomodar a una
persona, particularmente a mujeres. El acoso callejero se convirtió en un problema social que
afecta a miles de mujeres en todo el mundo, y Colima no es la excepción, pues
diariamente muchas de ellas se enfrentan a situaciones incómodas, intimidantes
y a veces peligrosas: comentarios, silbidos, exhibicionismo, tocamientos no
deseados o persecuciones; conductas que no solo vulneran su seguridad, sino que
afectan su bienestar emocional y psicológico. Y se puede decir que una de las razones por las que el
acoso persiste es la falta de conciencia y educación sobre el respeto hacia las
mujeres, ya que muchos consideran que “no es para tanto” o lo justifican como
una forma de “cumplido”. Sin embargo, está lejos de ser una expresión de
admiración. Recordemos que, en 2022, el Congreso del Estado de Colima
dio un paso importante en la lucha contra el acoso callejero al aprobar
reformas que establecen sanciones para quienes cometen este delito en espacios
públicos y en el transporte, pues las reformas buscan garantizar la seguridad y
el derecho a la libre circulación, especialmente de las mujeres, principales
víctimas de este tipo de agresiones. De esta manera, el acoso sexual callejero es considerado un
delito, y quienes sean sorprendidos cometiéndolo enfrentan penas de prisión de
dos a cuatro años. Aunque en Colima se han implementado diversas estrategias
para combatir el problema y mejorar la seguridad de todos, enfatizando a
mujeres y estudiantes, una de las iniciativas más destacadas son los corredores
seguros. Uno de ellos se encuentra a las afueras del Paraninfo
Universitario, zona de gran afluencia de estudiantes. Este corredor fue
diseñado para proporcionar un espacio más seguro y libre de acoso para
estudiantes. Sin embargo, el transporte público es otro de los espacios
donde las mujeres se sienten más vulnerables, y se han denunciado a usuarios
que toman ventaja, ya sea de la saturación del vehículo o de la poca
concurrencia en el mismo, para tocar de manera inapropiada a mujeres,
claramente sin consentimiento, o bien, para exhibirse a sí mismos frente a
ellas. Es esencial que las estrategias de seguridad no solo se limiten a las
calles, sino que también se enfoquen en los medios de transporte. ¿Realidad o promesas? LA reciente firma de decretos presidenciales por parte de
Claudia Sheinbaum Pardo para proteger los derechos de niñas, niños y mujeres en
México parece un avance significativo en el papel. Las modificaciones abarcan
aspectos clave, como en materia de igualdad sustantiva, perspectiva de género,
derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y erradicación de la
brecha salarial por razones de género. Sin embargo, la verdadera pregunta es:
¿qué tan viable es llevar estas reformas del papel a la realidad, especialmente
en estados como Colima? El discurso oficial resalta a México como un país pionero
en la legislación de protección a las mujeres, pero esto no necesariamente se
traduce en un cambio tangible. Las mexicanas enfrentan diariamente problemas
como la violencia de género, la desigualdad laboral y el acoso institucional,
problemas que no se solucionan únicamente con nuevas leyes. Un marco legal sin implementación efectiva es solo una
cortina de humo. En este caso, la responsabilidad recae en los congresos
locales, llamados a armonizar sus leyes con estas reformas. ¿Pero qué garantías
existen de que lo harán en tiempo y forma? En muchos estados, los intereses
políticos y la falta de recursos han retrasado o incluso bloqueado avances
similares en el pasado. En Colima, por ejemplo, la implementación de estas reformas
representa un reto mayor. A pesar de los avances en la lucha por la igualdad,
aún enfrentamos brechas significativas en temas como violencia intrafamiliar,
acceso a la justicia y equidad laboral. La realidad dista mucho de las
aspiraciones plasmadas en las leyes. Por otro lado, se menciona la erradicación de la brecha
salarial como uno de los objetivos centrales de estas reformas. Sin embargo, no
se aborda cómo se garantizará esto en un contexto económico donde prevalece la
informalidad laboral, especialmente para las mujeres. La brecha no desaparecerá
con buenas intenciones, sino con políticas públicas específicas, fiscalización
y un cambio cultural profundo. Si bien los decretos presidenciales son un paso adelante,
no deben ser celebrados como el fin del camino. La verdadera transformación
requiere voluntad política, recursos económicos, monitoreo constante y, sobre
todo, un enfoque que priorice la realidad cotidiana de las mujeres mexicanas y
colimenses. Es momento de exigir no solo la promulgación de leyes, sino
también su cumplimiento efectivo, porque la justicia no se alcanza con firmas
en un escritorio, sino con resultados en la vida diaria. Abuso en las relaciones, ¿normalizado? EL ejercicio de la violencia, en todas sus modalidades
además de la física, dentro de una dinámica de pareja fue por mucho tiempo algo
difícil de detectar; sin embargo, aunque no es un hecho gratuito, hay múltiples
factores a los cuales se les podría pasar la cuenta de este fenómeno que
malamente se ha arraigado en lo que las personas consideran como normal en sus
relaciones. De un tiempo para acá, a través de redes sociales, comenzó
a utilizarse el término red flag, esto para alertar sobre actitudes o patrones
de comportamientos que muestra una persona y que van ligados a una conducta
negativa o problemática. Y aunque ahora se explote un poco esta expresión, es
cierto que ha ayudado a desmitificar temas ligados a las relaciones, como lo es
el amor romántico que los medios y la sociedad a menudo muestran. Para analizar el impacto sobre la violencia de pareja, el
Inegi ha llevado a cabo periódicamente la Encuesta Nacional sobre la Dinámica
de las Relaciones en los Hogares, y uno de los rubros que considera es la
prevalencia y gravedad de la violencia que han enfrentado las mujeres de 15
años y más por tipo, es decir, la violencia psicológica, física, sexual,
económica o patrimonial. El último estudio del tema arrojó que 70 por ciento de las
mujeres de 15 años y más ha experimentado, al menos, una situación de violencia
a lo largo de la vida, y se encontró que los tipos de violencia frecuentes en
pareja son la violencia psicológica, económica, física y sexual. Las cifras estatales tampoco son muy alentadoras, pues se
superó el promedio nacional, al quedar en el puesto 14. A la fecha del estudio,
41 por ciento de las colimenses indicaron sufrir violencia en su última
relación (matrimonio o noviazgo). El control, el abuso y la manipulación son solo algunos de
los indicios más comunes de abuso en este tipo de relaciones. Infortunadamente,
aceptar estas conductas favorece su incremento y perpetúa un ciclo de violencia
que es necesario romper, y las consecuencias se encuentran visibles a un click. Actualmente, abundan espacios en redes sociales sobre la
detección de actos violentos en las relaciones de pareja, como los podcasts con
ayuda testimonial de mujeres que en algún punto fueron víctimas de los mismos.
Es importante que no se tome como mero entretenimiento sin un trasfondo; al
visibilizar un tema tan delicado, se contribuye a brindar herramientas para
identificar y denunciar el abuso. Es fundamental que se hable abiertamente sobre un tema que
ya no puede ser ignorado ni normalizado, fuera del cotilleo y los juicios de
valor momentáneos. En este sentido, lo es también el conocer los servicios de
atención a emergencias disponibles para denunciar estas situaciones, como el
911 y Línea mujer (075), y la ayuda que ofrecen el Instituto Colimense de las
Mujeres y el Centro de Justicia para las Mujeres. Escasos 6 puntos nos separaron del top de la lista de
prevalencia de violencia contra las mujeres en relaciones de pareja. Se espera
que, para la siguiente encuesta, el panorama sea mejor y el estado se encuentre
más lejos de la cúspide del problema. Nunca es tarde para romper con el círculo
de violencia. Multitareas navideñas NOCHE de paz, noche de amor, noche de torres de trastes
sucios. Una noche donde el outfit que planeaste por días se esconde, en muchos
casos, tras un mandil. Los días previos a Noche Buena, muchas mujeres están
preocupadas por ser Martha May Quienvier, porque el espíritu navideño nos libre
de vernos como Betty Lou Quien. Adornar la casa, tener listas las compras navideñas,
planear y preparar una cena navideña que se acaba en 30 minutos, recibir bien a
los invitados, procurar que todos se sientan cómodos y recuperar el aliento en
el proceso suena tan agotador como lo es. Y sí, estoy como los peces que beben y vuelven a beber;
esta columna cae y vuelve a caer en los roles de género, pero que mejor época
para visibilizarlos que las festividades decembrinas. Hablemos de las escenas familiares en los comerciales
navideños de los últimos 5 años: llega la mamá con el pavo a la mesa, mientras
papá e hijos están sentados, esperando. Una escena muy típica de los años 50,
donde la publicidad buscaba regresar a las familias al modelo tradicional
después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Y bueno, ya ni hablar de
comerciales donde se incluya variedad de familias. Para mis amistades: no estás loca, el día no te está
durando menos. Lo que pasa es que tienes muchas más cosas que resolver, en
especial si tienes hijos. No sientes que te duró menos el dinero, lo que pasa
es que los mexicanos gastamos en promedio 5 mil pesos durante la época
navideña. De acuerdo con el estudio de mercado “Una Navidad, varias
realidades”, desarrollado por la empresa Kantar, las mujeres de 30 años con un
nivel socioeconómico promedio que conforman 34 por ciento de la nuestra
sociedad actual, gastan entre 2 mil 500 y 5 mil pesos en regalos y cena de
Navidad, además del tiempo invertido en la organización de la festividad. No, querida amiga, no es que tu estilista no te quiera
atender; es que es temporada alta para ellas, debido a la cantidad de mujeres
que buscan estar bien arregladas para las celebraciones.
Y no, este texto no es un llamado a un cacerolazo navideño;
tiene como fin visibilizar todas las tares y cargas mentales que traen consigo
las fiestas, darte un apapacho y decirte que no estás sola. En otro hogar,
también hay una mamá, esposa, hermana o hija, sintiéndose mal porque solo por
una Navidad quisiera ser el Grinch y cancelar todas sus citas para tener una
cena con ellas.