Kullick para retomar la lectura
MAYRA VÁZQUEZ LAUREANO
Viernes 03 de Enero de 2025 7:58 am
INICIA un nuevo año y es momento de enfrentar todos esos
propósitos que, con entusiasmo y tal vez un poquito de autoengaño, contamos de
manera individual al recibir los primeros momentos de 2025. Para aquellas
personas que se decantaron por la lectura, ya fuera por sed de conocimiento,
búsqueda de un nuevo hobby o solo por una forma de entretenimiento no tan
frecuentada en estos días, tengo la recomendación ideal: La giganta, de
Patricia Laurent Kullick. En realidad, cualquier novela publicada por la escritora es
una imperdible pieza literaria que algo dejará como semilla de reflexión en los
lectores, los novatos y los más asiduos. Sin embargo, especial cariño se le
tiene a La giganta, novela que sumerge en un universo familiar mayormente
dominado por la precariedad y la violencia, pero con un marcado deseo de
progreso por parte de sus protagonistas, aunque su noción sobre este concepto
se revela más bien como un espejismo engañoso. A través de la narración de una niña, Kullick desmonta las
falsas promesas de un futuro mejor, poniendo en evidencia la desigualdad que
impera en el país. La narradora, con su mirada inocente pero aguda, revela la
ironía de un progreso que parece inalcanzable para muchos. La novela no nos ofrece una visión optimista del progreso,
sino más bien una crítica mordaz a las promesas incumplidas de un desarrollo
que parece favorecer a unos cuantos. La giganta, relata también la lucha por la
supervivencia en un entorno hostil. Digo esto sin asegurar a quienes se
adentren en las páginas, un final muy agradable. Repito, no es una oda al optimismo, sino una suerte de
exploración de lo difícil que es mantener la esperanza de un avance en un
contexto adverso. La giganta, protagonista de la novela y de la que se
desconoce siempre su nombre real, es llamada así por su hija, quien narra la
historia. En ella, se retrata a una familia, mezcla de sangre francesa y
mexicana, convirtiéndose así en una especie de “raza cósmica”, término que se
usa en la novela, mas no como una idealización en sí, sino como cicatrices de
una lucha por la supervivencia de una raza que busca obtener lo mejor de ambas
culturas, aunque lo único que parezca resultar sea violencia, enfermedades y
escasez. Kullick, con una maestría que siempre tuvo y que demostró
en novelas como El camino de Santiago o El circo de loa soledad, también
cuestiona en la trama el papel de las tradiciones y las costumbres en la
construcción de un futuro mejor. ¿Son las tradiciones un lastre o una fuente de
identidad? La autora nos lleva a cuestionarnos sobre esto, sugiriendo que el
progreso no necesariamente implica abandonar nuestras raíces, sino encontrar un
equilibrio. Patricia en 1962, se consolidó como una de las voces más
originales y contundentes de la narrativa mexicana contemporánea. Su obra,
marcada por un realismo crudo y una prosa poética muy suya, exploró a fondo la
condición humana, la violencia, la maternidad y las desigualdades sociales y la
marginalidad, entre muchos otros temas de relevancia social que en México se
viven día a día y siempre desde una perspectiva que buscaba comprender las
causas profundas de los mismos. Por lo tanto, su narrativa se ha caracterizado
por su capacidad para retratar la realidad mexicana de manera cruda y sin
concesiones. Aunque la muerte de Kullick en 2022 fue una gran pérdida
para la literatura mexicana, su obra dejó una huella imborrable en la
literatura mexicana. Su legado sigue vivo en obras como la que traemos hoy a
colación y muchos textos más, entre novelas y cuentos que continúan siendo
leídas y estudiadas por críticos y lectores de todo el mundo.
La giganta invita a sus lectores a reflexionar sobre el
significado del progreso y a cuestionar los modelos de desarrollo que
predominan en nuestra sociedad. La novela nos muestra que el progreso no es
solo un asunto económico o tecnológico, sino también un proceso social y
cultural que requiere de la transformación de las relaciones humanas y la
construcción de una sociedad más justa.