Cuerpos visibles, mentes invisibles
EDUARDO ACO PÉREZ*
Miércoles 15 de Enero de 2025 8:09 am
EL desafío de los trastornos mentales en un mundo que aún
calla. Tan solo en México, 3 de cada 10 personas padece de algún
trastorno mental a lo largo de su vida, y más de 60 por ciento no recibe un
tratamiento (Instituto Mexicano del Seguro Social, 2023). Más de la mitad de
los trastornos mentales en la edad adulta comienzan en la niñez y la
adolescencia (Secretaría de Salud, 2022). En el estado de Colima, el riesgo de morir por trastornos
mentales en las mujeres creció cuatro veces más, mientras que el suicidio en
los hombres creció de manera más acelerada. La depresión ha aumentado en
demanda de atención; en 2023, en Coquimatlán fue la quinta causa de morbilidad,
con 111 casos, y en Cuauhtémoc fue la cuarta, con 215 casos (Gobierno del
Estado de Colima, 2023). La cultura desempeña un papel importante en cómo se
perciben y comunican los trastornos mentales. El estigma cultural relacionado
con la salud mental puede llegar a cambiar según las regiones y las tradiciones
sociales (Goffman, 1963). En muchas culturas, los trastornos mentales se ven con
vergüenza, lo que lleva a las personas a ocultar sus problemas o evitar buscar
ayuda. En algunos contextos incluso se le asocia con debilidad o falta de
carácter. La discusión abierta sobre la salud mental se considera como un tema
delicado en muchas sociedades, lo que ha llevado a que personas con diversas
psicopatologías se aíslen o no expresen abiertamente sus sentimientos. En algunas culturas, se priorizan explicaciones
espirituales o sobrenaturales sobre las causas científicas de estos trastornos,
lo que puede complicar la búsqueda de un buen tratamiento (Organización
Panamericana de la Salud, 2023). Sin embargo, en las últimas décadas, principalmente en
occidente, se ha promovido un cambio cultural hacia la normalización del
bienestar mental. Los medios de comunicación han ayudado a reducir el estigma y
fomentar el diálogo sobre la salud mental, pero aún existen barreras sociales y
culturales que dificultan la plena aceptación.
A las personas con trastornos mentales se les considera un
grupo de atención prioritaria, debido a la desigualdad en el acceso a la
atención; la vulnerabilidad a otros problemas como un riesgo más alto de abuso,
pobreza y marginación social (Satcher, 2000). Sin embargo, a medida que aumenta
la conciencia sobre la salud mental, se espera que la estigmatización
disminuya, y que las personas recurran a buscar ayuda antes de que los
trastornos se agraven.